El gasto público es una poderosa herramienta para dirigir la actividad económica de un Estado, sobre todo en épocas de crisis como la actual en la que los recursos escasos obligan a asignar los dineros públicos hacia los fines más productivos, como es el caso de la innovación, la creación de empresas, en definitiva hacia los emprendedores, que son quienes promoverán el desarrollo económico y empresarial del futuro.
Al hilo de esta cuestión hoy quería hablarles sobre el proyecto de la Comunidad de Castilla La Mancha dentro del marco de colaboración del Programa de microcréditos Injuve, mediante el que se pondrá a disposición de los emprendedores menores de treinta y cinco años que lo soliciten, hasta el 95% del importe que requieran los proyectos más innovadores con un límite de 25.000 euros, sin la exigencia de ningún aval o garantía.
Uno de los objetivos secundarios que tiene este proyecto es la retención del talento dentro de la Comunidad castellano-manchega, que al igual que sucede en tantas otras regiones españolas cuentan con una importante fuga de cerebros ante la limitación de las oportunidades profesionales y la falta de inversión, sobre todo entre los más formados que se ven obligados a emigrar hacia otras regiones o incluso fuera de nuestras fronteras.
Este tipo de iniciativas vienen a suplir la sequía de crédito con la que cuentan muchas empresas, otorgando a muchas de ellas la oportunidad de ver la luz y hacerse realidad, ya que muchas 'buenas ideas' se quedan sin explotar y sin la publicidad necesaria por no contar con los recursos necesarios.
En los próximos meses se irán sumando a esta iniciativa otras Comunidades Autónomas, una vez que parecer haberse comprendido que al emprendedor hay que apoyarlo en lugar de ponerle más trabas sobre la mesa, apoyándole en lugar de quitarle el hambre de 'crear algo nuevo'.
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