¿Por qué está complicado establecer una política salarial variable en una pyme?

¿Por qué está complicado establecer una política salarial variable en una pyme?
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Con el paso de los años, y con el objetivo de ligar la retribución de los trabajadores a los resultados de la compañía, cada vez es mayor el porcentaje de la retribución total que corresponde a aspectos variables, ligados a los propios resultados, al grado de cumplimentación de los objetivos, en definitiva, al esfuerzo de los trabajadores de la empresa.

A mi entender es un aspecto muy positivo porque de este modo se premiaría a los trabajadores más comprometidos, inculcando una cultura de esfuerzo y superación dentro de la organización. Esta tendencia es muy palpable en las grandes corporaciones y empresas de cierto tamaño, dónde es más fácil establecer cambios gracias a su estructura, pero es menos frecuente en las pequeñas empresas y negocios, dónde existen mayor número de rigideces.

Pongamos un ejemplo, pensemos en un negocio de conservas de pescado, en el que existe una plantilla de 15 trabajadores, cada uno de ellos realizando el mismo trabajo. En este caso sería muy sencillo evaluar a estos en función de su productividad, y sería viable establecer un sistema de retribución variable. Ahora pensemos en una pequeña academia de idiomas, en la que hay tres profesores impartiendo el mismo número de horas, a priori, parece complicado evaluar su productividad, pero podríamos establecer métricas como el porcentaje de aprobados o el grado de satisfacción de los alumnos arrojado por una encuesta.

Como ven, contra todo pronóstico y lejos de lo que podría parecer a priori, en una pyme es mucho más fácil establecer políticas salariales de este tipo. Pero, ¿por qué no se hace? Por el miedo a las consecuencias que las diferencias salariales entre la plantilla. Si no, ¿qué otro motivo puede haber?

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Comentarios cerrados
    • Desde mi punto de vista es lo más lógico. Pero es bastante complicado (que no imposible). El problema es que siempre habrá alguien que lo de esforzarse para ganar un poco más no le sea de agrado, prefiriendo que su vida, siga como siempre, con la rutina de un sueldo fijo.

      Lo menos difícil es medir el esfuerzo o dedicación a la empresa. Lo más complicado es convencer a los que llevan más de 10 años currando que hay que cambiar el sistema. Y es que, se valora más la antigüedad que la productividad.

      Quizás si las administraciones públicas promulgaran con el ejemplo de un sistema efectivo y justo, la gente vería los incentivos con otros ojos. Pero todos sabemos que eso no es así.

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