En la época de presentación de cuentas, vuelve a salir el tema de si mantenemos la partida de beneficios, con el consiguiente aumento de los impuestos a pagar, o si aumentamos los gastos y así reducimos los impuestos.
Leo en el blog de Carlos Blanco un post muy interesante sobre este tema y que a muchos les puede servir en función de las aspiraciones u objetivos que tenga para su empresa. Él apuesta por maximizar el beneficio y que cada coste cumpla su función (inversión, I+D, etc.) y aporta unos argumentos sobre los beneficios de hacerlo así.
Yo con lo que me quedo es con la clasificación según los objetivos. Si buscas un autoempleo y no sólo los autónomos pueden buscarlo, puesto que hay pequeñas sociedades que no buscan crecer y crecer sino atender una demanda y tener empleo, lo que hay que intentar es pasar todos los costes que podamos como gastos y así reducir la partida de beneficios, pagando menos impuestos. No hablamos de contabilizar como gastos de la empresa todos los productos y servicios que podamos y que usemos para uso privado, sino que cada coste puede ser encuadrado en distintos apartados, teniendo una contabilización diferente.
Pero si lo que se desea es crecer, proveernos de recursos propios para financiar nuestro crecimiento, buscar financiación externa o incluso vender toda o parte de la empresa, lo mejor es maximizar el beneficio lo más posible y aunque pagues más impuestos (recuerda que eso no es malo, Hacienda somos todos) tu empresa podrá obtener mejores condiciones de financiación, valoración e imagen.
Como aclaración, no se habla de aumentar los beneficios vendiendo más, por ejemplo. Eso se supone que siempre hay que hacerlo, sino una vez cerrado el ejercicio, contablemente unas operaciones pueden ajustarse a un apartado u otro, aumentando o reduciendo los beneficios finales.
Más Info | Carlos Blanco