Aunque ya conocía el formato americano (con el histriónico aunque carcajeable Donald Trump), hasta hoy no he tenido la oportunidad de echarle un ojo a El Aprendiz, el nuevo reality de la Sexta para seleccionar al ejecutivo supremo (para saber más sobre el argumento, echadle un vistazo al post de Remo).
No es que haya que tomarse estos programas muy en serio, aunque si me preocupa la visión que promueven sobre los empresarios, metiéndonos a todos en el mismo saco y contribuyendo a perpetuar los mitos de siempre.
En concreto, me llamó la atención las declaraciones de intenciones de algunos de los participantes: “Quiero ser no ya rico, sino millonario”, “Sería capaz de pisar a alguien”, “Este es mi momento, y si alguien se interpone le aplastaré como a una uva”. Lo siento pero, en el día a día de la gestión empresarial, no vale todo.
Hay un dicho popular que afirma que se consigue más con miel que con hiel. Aunque la competitividad es una característica importante para conseguir un modelo empresarial eficiente y efectivo, ampliar nuestro mercado a base de aplastar a nuestros competidores, mediante el uso de métodos discutibles, no es la mejor opción. La colaboración entre empresas, incluso cuando compiten por el mismo mercado, suele ofrecer mejores resultados que recurrir a la lucha despiada. Tenemos un buen ejemplo en la fusión entre empresas pequeñas, para así poder competir mejor.
Un buen emprendedor no se busca enemigos de forma innecesaria, ni hace “daño” a otras empresas a menos que sea completamente necesario. No hagáis de la búsqueda de enemigos una vocación. Colaborad con vuestros compañeos empresarios en la medida de lo posible y ampliad cuanto sea posible vuestro círculo de contactos. Todas estas son estrategias más inteligentes que pelearse con todos los niños que haya en el patio del recreo.
Vía | El descodificador
En Pymes y Autónomos | El Aprendiz: ¿se penaliza en exceso la honestidad?
Imagen | La Sexta