¡Alerta, a nuestra empresa le falta liquidez! Llegan muchos vencimientos de deudas y nos encontramos con que nuestra tesorería es insuficiente para satisfacer todos estos compromisos, y estamos poniendo en riesgo la salud de la compañía. El gerente nos pide explicaciones y, de manera sorprendente, comprueba que nuestra empresa es solvente y tiene beneficios. Pero, ¿qué está pasando?
Esta situación tan aparentemente anormal es más habitual de lo que parece en las empresas españolas. Las diferencias entre liquidez y solvencia o un ingreso y un cobro no siempre son del todo nítidas y comprendidas por la mayoría de gestores financieros de una empresa. De hecho, se centran más en su cifra de negocio que en su liquidez, descuidando un aspecto fundamental para su supervivencia.
La razón que explica esta discrepancia es que la corriente de ingresos y gastos no tiene por qué coincidir con el flujo de entradas y salidas de dinero de la empresa. En términos contables, en España se aplica el criterio del devengo, según el cual las transacciones o hechos económicos se registran en el momento en que ocurren, con independencia de la fecha de su pago o de su cobro.
Este criterio hace que tengamos que registrar un ingreso cuando se emite una factura, y no cuando se cobra. Del mismo modo, hay que registrar un gasto cuando se recibe la factura y no cuando se paga. En estas circunstancias, si se cobra mucho más tarde de lo que se paga, no se dispondrá de efectivo para afrontar los pagos. Cuando esto ocurre, tenemos que recurrir a fuentes de financiación externas y nuestra liquidez estará comprometida.
Este criterio se aplica también en el pago de impuestos. Para el cálculo del IVA, por ejemplo, se tienen en cuenta las facturas emitidas y recibidas, con independencia de que se hayan cobrado o pagado, respectivamente. Esto provoca situaciones tan injustas como que haya que abonar el IVA de facturas no cobradas o en riesgo de morosidad. Hace unos años, el Ejecutivo lanzó una medida para aplicar el criterio de caja en las facturas, pero creó más problemas de los que resolvía y, en la práctica, casi ninguna empresa lo ha adoptado.
Por esta razón, que los gestores y administradores de empresas no tengan en cuenta este importante criterio es una rémora para las pequeñas y medianas empresas.
En Pymes y Autónomos | La aplicación del criterio del devengo
Imagen | FirmBee