Un efecto de la globalización es que los equipos de trabajo tienden a ser multiculturales lo que es beneficioso en sí mismo pero, también, puede ser origen de conflictos.
La gestión de un equipo multicultural puede ser difícil, ya que los estilos de comunicación varían, y puede haber diferencias en las convenciones sociales, como puede ser la forma de dar feedback o la manera de expresar públicamente el desacuerdo.
En estos casos, conviene por tener en cuenta lo que funciona mejor para el equipo en su conjunto. Por ejemplo, puede haber miembros del equipo que les resulta más difícil de satisfacer ciertas expectativas debido a sus antecedentes culturales. Un ejemplo típico es la puntualidad.
Si todos los miembros no muestran el mismo respeto o preocupación por la puntualidad conviene que, aquellos que se muestren más laxos, se les haga constar lo importante que resulta para el grupo respetar la puntualidad.
Lo importante, es mostrar una estructura coherente y clara del estilo de trabajo de grupo que se pretende, así como las expectativas que tenemos y crear, de este modo, un cultura de equipo común.
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