¿Recordáis el anuncio de Coca Cola Light que acompaña este post? (no está en español, pero no es necesario) Pues bien, fuera del propio mensaje subliminal que manda dicho spot, las interrupciones laborales por connotaciones sexuales de nuestros compañeros o clientes sigue tan candente como siempre.
Hace unos días, llegué vía Menéame a un estudio realizado por el INE se revela que el 70% de las mujeres ha detenido “una o más veces” una conversación por culpa de sus pechos de forma “precipitada y definitiva”.
En un principio me lo tomé a broma, pero hoy mismo he podido presenciar esaa situación tan sumamente rocambolesca en una oficina bancaria. Un chaval, casi recién incorporado a la oficina, se encuentra en el puesto de caja, siendo una oficina en donde la caja está integrada en una mesa baja, sin paneles de seguridad ni nada por el estilo.
Llega una chica a realizar unas gestiones y cuando el chaval ha levantado la mirada, creo que puedo afirmar que se ha sentido agredido visualmente por el pecho de la chica, hasta tal punto que se ha quedado casi un minuto fuera de cobertura, no reaccionaba a estímulos, estaba casi hipnotizado.
Yo he comenzado a reirme, al igual que otro par de clientes que estábamos en la cola, hasta que la chica, visiblemente incomodada le dice en un tono más o menos áspero:
Cuando termines de mirarme el pecho ¿me puedes atender?El chaval, se ha puesto de todos los colores, ha comenzado a balbucear nerviosamente y la verdad es que no daba una, hasta tal punto, que lo ha sustituido su compañero de mesa.
El cachondeo generalizado ha sido la tónica a partir de ese momento, porque la secuencia es digna de película de Tarantino vamos, surrealista, pero por mucho que se quiera evitar, las distracciones en el puesto de trabajo provocadas por la apariencia física o connotaciones sexuales de imagen en hombres y mujeres existen.
¿Son malas? Pues hombre, la verdad es que no queda nada bien que te pase esto, básicamente por la propia vergüenza y por la imagen que se ofrece, tanto para la persona que causa la distracción como por el malestar hacia el resto. ¿Son evitables? Pues la verdad es que lo dudo, porque según cifran los estudios, pensamos muchas veces a lo largo del día en sexo o temas relacionados.
¿A qué son debidas? Pues aquí si me mojo un poco y creo que se provocan por la falta de naturalidad con la que tratamos el sexo y cualquier otro gesto o reacción sensorial que nos evoque algún tipo de placer. Al fín y al cabo, seguimos presentando muchos tabúes en muchos aspectos.
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