No es agradable tener que despedir a alguien en una empresa. Al fin y al cabo se trata de asumir el fracaso en la gestión de la plantilla, más allá de la situación poco agradable de tener que decir a alguien que recoja sus cosas. Aunque lo cierto es que en alguna ocasión me he encontrado con algún responsable de recursos humanos con el tacto suficiente como para saber tratar a cada empleado de forma
Pero también hay que considerar otros factores, que muchas veces no son tenidos en cuenta, como los empleados que se marchan a otras empresas, que también influyen en el índice de rotación de las plantillas. Y esto aumenta el gasto de personal, ya que el periodo de adaptación supone que tenemos un trabajador menos productivo en plantilla.
Por qué tenemos que despedir a un empleado
Muchas veces el problema es que no hemos realizado un buena selección de personal. Quizás el perfil que buscábamos no era el adecuado, donde muchas veces se busca un perfil de trabajador con muy buena formación, donde muchas veces el trabajo luego no se ajusta a la formación y experiencia requerida.
Esto muchas veces puede provocar frustración a largo plazo, una vez pasado el periodo de adaptación, puesto que otra de las causas de despido es la desidia que se produce en las funciones que debe realizar un empleado, muchas veces porque no hemos sabido mantener motivados a nuestra plantilla.
Si no se producen salidas muchas veces es complicado gestionar esta frustración y se acaba por despedir al empleado dado que no hemos sabido reconducir malas actitudes en el trabajo. Es complicado darle la vuelta a una situación que muchas veces se prolonga en el tiempo, pero es necesario poner voluntad si queremos retener talento en nuestra empresa.
Cuando son los empleados los que se van
En otros casos no se produce el despido, es el empleado el que coge la puerta y se va. Muchas veces por la falta de expectativas laborales, un futuro claro en la empresa o porque piensa que ya ha tocado techo dentro de nuestra organización. A veces basta una charla para hacer que se sientan valorados para revertir esta sensación.
En otras ocasiones no se puede competir con las opciones de mejora de empleo que han surgido para un empleado. Si no queremos igualar la oferta de otra empresa, será complicado que tengamos la oportunidad de retener a los empleados. No todo es cuestión de sueldo, muchas veces hay otros incentivos que pueden utilizarse para mantenerlos en la empresa.
En todo caso siempre es importante mantener una entrevista de desvinculación, para que quede claras las condiciones en las que se marcha, respecto a los conocimientos que tiene de nuestra empresa, sus clientes y las posibles causas legales que acontecen si se revelan estos datos a la competencia.
En Pymes y Autónomos | Las relaciones laborales en la empresa: el despido y sus modalidades
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