Cuando una empresa es pequeña, lo natural es que la mayor parte de las tareas de la organización, desde la dirección financiera hasta la recepción de pedidos, pasando por gestión operativa, sean asumidas casi en exclusiva los propios socios o administradores de la sociedad.
Sin embargo, conforme la empresa crece y, por tanto, aumenta el número de tareas a realizar, se hace necesario contratar nuevo personal que asuma tareas más sencillas que antes asumía la alta dirección para que ésta pueda enfocarse hacia las tareas más complejas. De otro modo, se puede formar cuellos de botella en la toma de decisiones de muy difícil solución.
Si no sabemos cómo empezar, es posible que una buena consultoría de recursos humanos nos ayude en este cometido. No obstante, se pueden establecer procedimientos para que las tareas se lleven a cabo de la forma más eficiente posible:
- Una posible solución a estos problemas consiste en la delegación de tareas. A pesar de que ciertas tareas solo sean conocidas por nosotros, la falta de tiempo nos impide realizarlas de manera eficiente. Por este motivo, lo mejor es explicarsela a otro empleado para que comience a asumirla.
- Una vez realizada la delegación, podemos establecer procesos para la toma de decisiones. Alguien tiene que ser capaz de distinguir las tareas que sean responsabilidad de la alta o media dirección de aquellas tareas operativas o más mecánicas.
- En todo caso, habrá que valorar si es más interesante contratar un nuevo empleado o subcontratar una determinada tarea. En función de los costes incurridos y de la eficiencia deseada, tomaremos una u otra decisión
- En última instancia, deberemos desarrollar planes de capacitación para empleados con el objetivo de asegurarnos si nuestros empleados disponen de las herramientas y conocimientos adecuados para llevar a cabo su labor.
En Pymes y Autónomos | ¿Cómo podemos gestionar el exceso de información después del fin de semana? Imagen | bizior