Una de las consecuencias directas de la crisis es el aumento del desempleo. Casi a diario, nos desayunamos con noticias sobre EREs y despidos a mansalva. Mientras que en muchos casos el despido es la única alternativa que les queda a las empresas para sobrevivir, en otras se trata de aprovechar la coyuntura para reducir plantilla (y que menos personal saque más trabajo por menos dinero…)
La mayoría de los de empresarios sólo recurre al despido cuando no queda otra opción. Sin embargo, hay muchas medidas que pueden adoptarse antes de recurrir al despido. Después de todo, echar a un trabajador supone un gasto importante para la empresa. Por esa razón, vamos a analizar cuáles son nuestras alternativas antes de tener que dar la mala noticia.
En primer lugar, tenemos que analizar nuestros gastos y reducirlos al máximo. Lo sé, eso es lo que ya hacen muchas empresas sin que ningún blogger se lo diga. La idea no es eliminar los grandes gastos (eso se presupone), sino los pequeños, sobre los que a menudo se pasa por encima. Una conexión a internet algo más barata, un descuento del 10% en lugar del 8% con un proveedor, reducir el gasto en papel utilizando los folios por las dos caras… se trata de medidas con las que, individualmente, arañamos muy pocos euros, aunque en conjunto pueden suponer una cantidad interesante al final de mes.
En segundo lugar, debemos considerar cuál es el número mínimo de trabajadores con el que podemos sacar adelante nuestra empresa. Una vez hayamos despedido a la plantilla excedente, seguir echando al personal puede tener un efecto negativo sobre nuestra capacidad productiva. A la hora de despedir por motivos de actividad, es tan grave pasarse como quedarse corto.
En tercer lugar, hay que plantearse la posibilidad de flexibilizar las jornadas laborales. Podemos proponer a nuestros trabajadores que hagan jornada partida en lugar de completa o incluso que acepten excedencias temporales como forma de reducir nuestros gastos y conseguir algo de liquidez.
En cuarto lugar, podemos considerar la posibilidad de que nuestros trabajadores se conviertan en trabajadores autónomos económicamente independientes (siempre que sea posible y en las condiciones en que la ley establece). A cambio de despedirse, los trabajadores acceden a la prestación de desempleo. A continuación, pueden darse de alta como autónomos, con lo que consiguen la capitalización de su prestación. Con esta medida, conseguimos reducir nuestros costes laborales, al mismo tiempo que nuestros trabajadores siguen ingresando un sueldo. Del mismo modo, nuestros trabajadores pueden convertirse en parte activa, al buscar otros clientes, además de nuestra propia empresa, para así complementar sus ingresos o disponer de fuentes de financiación alternativa en caso de que nuestra empresa tenga que echar el cierre.
Por último, y si no queda otra opción, hay que comenzar a despedir en primer lugar a los trabajadores con contratos de duración determinada, seguidos por aquellos con contrato indefinido. En algunos casos, puede que sea más interesante esperar a que los trabajadores temporales agoten su contrato en lugar de despedirlos.
Obviamente, el despido no es uno de los temás más agradables sobre los que se puede escribir A pesar de ello, los empresarios deben enfrentarse a ellos todos los días. Muchos lo pasan realmente mal. Por esa razón, si vemos que nuestra actividad comienza a resentirse, debemos considerar la posibilidad de llevar a cabo alguna de las acciones que hemos comentado en este post, diseñando para ello la estrategia que vamos a seguir ante diferentes escenarios económicos.
¿Habéis tenido que despedir a parte de vuestra plantilla? ¿Cómo gestionasteis la situación?
En Pymes y Autónomos | Cuida a tus empleados, ¿Crisis? ¡Baja el sueldo a tus empleados!
Imagen | mermadon 1967