La actitud vende

La actitud vende
3 comentarios
HOY SE HABLA DE

Sólo quien ha trabajado de cara al público sabe lo importante que es tener una buena actitud. No sólo porque de ésta depende que la jornada sea más amena, sino porque sin ella acudir al puesto de trabajo puede convertirse en una pesadilla.

Igual que para ser comercial no basta con tener don de gentes, buena labia o poseer carisma, para estar frente a un mostrador estas cualidades no sirven sin una profesionalidad demostrable. Se necesita combinar profesionalidad con una dosis de simpatía.

El otro día tuve la oportunidad de comprobar cómo las habilidades emocionales son clave para nuestro día a día, pero a nivel laboral también.

7 rasgos del buen dependiente

Resolutivo. Es capaz de resolver tu petición de una manera rápida y con la amabilidad como base. No le molestan las preguntas y conoce a la perfección la tienda y lo que hay en ella.

Discusiones personales. Evita que el cliente sea testigo de las tensiones que pueda haber entre el resto de trabajadores, y sabrá cortar a tiempo si la situación incomoda al cliente.

Diplomático. El arte de vender se basa en un fin: cerrar una venta, pero no hay que dejar a un lado el ser amable con el cliente, y si una prenda, o un objeto no le va a ser de utilidad, mejor decir que no lo adquiera. Mejor un cliente satisfecho que hoy no compre, no cerrar una venta sin fidelizar su vuelta.

Nervios de acero. Ante la conocida frase: "El cliente siempre tiene la razón", se dan casos en las que no se cumple, y no es cierta en absoluto. Ante un cliente nervioso, que pierda los papeles, la paciencia y una exquisita educación serán sus 'armas'.

Le gusta su trabajo. No importa lo que venda. Acude a su puesto de trabajo con un sólo propósito, pasarlo lo mejor posible porque le agradan las relaciones con las personas. No fuerza la sonrisa porque la trae puesta de casa.

Buenos días, buenas tardes y buenas noches. Algo tan normal como cumplir con unas normas básicas de cortesía las practica. No le parece que el cliente sea una molestia y por supuesto, le saluda tanto a la entrada como a la salida. Un detalle que se ha perdido.

Un espacio cómodo para trabajar/comprar. Un dependiente no sólo está para vender sino que debe mantener en estado de revista el establecimiento para facilitar la compra. Un buen dependiente debe estar pendiente de que todas las prendas o productos se encuentren bien colocadas, visibles, alarmadas, repuestas , perfiladas, etiquetadas y talladas.

En definitiva, en cualquier trabajo, te pueden ofrecer un manual para ser un perfecto vendedor, pero todo se resume en una buena actitud y predisposición a la venta, a ser capaz de empatizar y ayudar en el proceso de compra informando sin agobiar, y ante esos clientes que NO tienen la razón, paciencia hasta el infinito.

En Pymes y Autónomos|Cuando vender es perder

Imagen| Isabel Iborra

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Comentarios cerrados
    • interesante

      Y a pesar de todas las recomendaciones, vemos que hay gente que son vendedores natos y otros que por mucho que se esfuercen, no pueden. Un vendedor nato tiene la habilidad de vender lo que sea a quien sea. Los vendedores medianitos somos capaces de vender aquello en lo que creemos y conocemos. Y luego están los que están detrás de un mostrador.
      En una tienda de informática en la que trabajé de muy jovencito, había un elemento que era capaz de vender lo que sea donde fuera o fuese. Una vez se metió en el Hospital Clínico y le vendió a un cirujano un aparato para escanear las radiografías que le comentó el propio cirujano. Cuando vino a la tienda, dijo, ¿tenemos de eso?. Evidentemente no teníamos y nos tocó levantar teléfonos y leer documentación a la velocidad del rayo, para buscar el aparato y saber cómo instalarlo y manejarlo.
      Mi mujer también es comercial nata. Una vez hubo un problema de humedades en una habitación y el seguro nos tenía que pagar la reparación y barnizado del suelo de madera de la citada habitación. No sé cómo, cogió mi mujer el teléfono, empezó a hablar con los del seguro y con los de la empresa de arreglar el suelo, y consiguió que barnizaran todo el suelo de la casa.
      Yo de lo mío puedo vender, puedo vender mis ordenadorcitos, mis cursos, mis charlitas, ... pero de cualquier otra cosa me pueden meter unos goles tremendos. Como estoy muy convencido de que lo que llevo o hago, es bueno o lo hago bien, puedo transmitir esa confianza, pero nada más.
      Y luego están los de detrás de un mostrador, que te pueden dar los buenos días, sonreir, ser diplomático y todo lo que quieras, pero no venden nada. Se vende el producto que tienen detrás.

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    • Avatar de ariasdelhoyo Respondiendo a ariasdelhoyo

      Hola Arias,

      No sé si has visto el vídeo del chaval de quince años que vende empanadas en Acapulco. No ha recibido clases de marketing, si acaso, los consejos de sus padres. Su labia, su capacidad para convertir un producto a priori sin mucho atractivo es para quitarse el sombrero.

      No se trata sólo de contar con una buena estrategia sino de la frescura, de la actitud como comento en el artículo y la de este chaval es realista: "tengo que vender lo que llevo" "lo preparo yo, con mis manos" por lo tanto conoce perfectamente el producto (tu caso)

      Y luego están esas caras sonrientes que igual quedan bonito pero no tienen ni don de gentes ni se interesan por lo que han de vender...

      Gracias por comentar, como siempre aprendo y me divierto con tus comentarios, hasta lo más negro lo conviertes en una anécdota con gracia ;)

      Saludos desde Alicante

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    • Avatar de joanasanchez Respondiendo a Joana Sanchez

      Y gracias a ti por los halagos.

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