En muchas ocasiones se escucha decir que las pymes españolas tienen poca propensión a colaborar con otras pymes y otro tipo de entidades como las universidades y las OPIs lo que perjudica notablemente su capacidad de innovación.
Realmente es así, y es una de las asignaturas pendientes de la empresa española la escasa capacidad de colaboración que tiene. En la actualidad las grandes inicativas empresariales requieren de grandes equipos multidisciplinares y que en mucho casos son virtuales porque están deslocalizados, es decir, ubicados en otros países o fuera de las instalaciones de la propia organización.
Ante este escenario la manera de estimular la colaboración con equipos complejos puede alcanzarse de tres maneras.
Formando a los empleados en las habilidades correctas, ya que la mayoría de la gente per se no colabora por naturaleza por lo que necesitan estimular unas ciertas habilidades como el respetar el desempeño de los demás, implicarse en conversaciones productivas y resolver satisfactoriamente conflictos.
Crear espíritu de comunidad es una buena práctica para incrementar la cooperación y la colaboración entre los miembros. Las personas que han socilizado previamente y establecen vínculos personales tienen mayor propensión a colaborar profesionalmente por lo que los directivos han de procurar que se establezcan estos lazos.
Los directivos son quienes establecen la idiosinrasia de la organización, de tal modo que si los empleados no perciben espíritu de colaboración entre los distintos responsables es bastante probable que entre ellos tampoco lo hagan.
Estos son tres sencillos pasos que guían a las organizaciones al establecimiento de entornos colaborativos y les ayuda a crear un escenario del que pueden resultar muy beneficiadas.
Imagen | TimothyJ En Pymes y Autónomos | Colaboración