Es muy usual ver los noches en Times Square a jóvenes con carteles en los que se lee "regalo abrazos". No se puede negar, a todos nos gusta que nos regalen algo, incluso un abrazo. El marketing en su componente psicológica trabaja esta faceta mediante los regalos promocionales, siendo de gran utilidad para estimular las ventas de un producto recién lanzado, o por el contrario, aquel que va a sufrir modificaciones en su presentación
En este sentido se puede jugar un poco con los deseos del consumidor, por ejemplo, ofrecer un regalo de mayor tamaño o atractivo a cambio de una serie de tickets de compra o de acumulaciones de códigos de barra del producto en cuestión suele ser muy efectivo ya que motiva el deseo de adquisición del consumidor.
En las ferias empresariales o comerciales, los artículos promocionales no pueden faltar. Los folletos informativos pueden ser válidos, pero en estas ocasiones lo más probable es que el potencial cliente lo tire sin prestarlo atención entre el cúmulo de propanganda que ha ido recopilando. Sin embargo, incluir pequeños regalos como bolígrafos, bloc de notas personalizados con el logo de la empresa permitirán a los clientes potenciales facilitándoles el recuerdo de su empresa.
Aunque pueda parecer mentira, los regalos publicitarios ayudan eficazmente en el establecimiento de relaciones sociales entre empresas, favoreciendo el mantenimiento de alianzas, como muestra de gratitud por la preferencia de los clientes y para potenciar el buen manejo de imagen corporativa.
Los regalos no solo tienen cabida para las relaciones externas de las organizaciones, en las empresas norteamericanas está muy extendida los programas de incentivos a los empleados mediante los programas de opciones sobre acciones o acciones en función de su productividad, como una manera adicional de premiar su compromiso con la entidad.
Como versa el dicho castellano "el que regala bien vende si el que lo toma lo entiende" y en momentos en los que el mercado está más lánguido de lo normal este tipo de esfuerzos los clientes los aprecia, por lo que la crisis no debe ser una excusa para olvidarse de ellos sino el reclamo para volver a tenerlos en cuenta.