¿Por qué a la empresa o al profesional de carácter ganador le llaman antipático, soberbio o prepotente?, ¿es justo eso? y lo más importante, ¿nos perjudica o beneficia tener esa imagen?, veámoslo.
Así a voz de pronto se me vienen dos nombres propios de profesionales que se les considera prepotentes o soberbios y que aunque tienen una legión de admiradores, tienen una gran masa de la población en contra, estos dos profesionales a los que quiero poner de ejemplo son José Mourinho y Cristiano Ronaldo.
Con estos dos personajes (y distingo intencionadamente el termino personaje al de persona, pues interpreto que la imagen que vemos habitualmente de ellos es simplemente un papel profesional) del mundo del futbol nos permite (más allá de nuestros gustos futbolísticos o incluso de nuestro propio interés por ese deporte) mostrar como una determinada imagen de nosotros puede generar afinidades o rechazos y las consecuencias de todo ello.
Yo personalmente puedo o no ser seguidor del equipo en los que actualmente estos profesionales prestan sus servicios profesionales y más allá de mis afinidades que en este caso me permito decir que (aunque sin gran pasión por los demás) se alejan de ese equipo, no estoy nada de acuerdo con las críticas que se vierten sobre estas personas (ahora sí que digo personas, pues no se les critica como personajes, sino directamente como personas) por la imagen pública que transmiten o que dan.
Ellos podrán dar una imagen más o menos soberbia, una imagen más o menos ganadora, ¡pero es que pueden darla! , tienen éxito profesional, son multimillonarios y lo han ganado todo en su trabajo, ¿Quién no sería seguro y contento consigo mismo así?, otra cosa es que guste o no la forma de manifestar ese éxito, pero son bien libres de hacerlo, igual que es bien libre de vivirse el éxito de una forma silenciosa y sin ostentarlo.
En otra dimensión entramos si viésemos que realmente en muchas ocasiones esa puesta en escena, esa pose, ese gesto, es un gesto buscado, un gesto “como imagen de marca”, como seña de identidad, pero reitero que aunque ese gesto no sea buscado, cada uno está en su derecho de ser como quiera ser, así como también está en su derecho quien quiera odiar o apasionarse con ese gesto,
En otro orden de cosas es que ese gesto buscado (o no) luego se juzgue y se haga real o no en virtud de los resultados profesionales que se vayan logrando, pues no habría nada peor para nuestra imagen que pretendiésemos dar una imagen que no se sustentase en unos éxitos reales logrados, eso nos haría perder toda la credibilidad y ahora sí simpatías y eso sería preocupante, pues ya no estaríamos hablando de prepotencia en el éxito sino de fanfarronería en el NO éxito.
Esto aplicado directamente a nosotros como profesionales o bien como ADN de nuestras empresas nos tiene que dar unas lecciones bien claras: Por una parte nos da la lección de que seamos como queramos ser, como nos sintamos, como seamos en realidad y que no hace falta que nos vistamos con una piel de cordero si más bien somos lobos ni viceversa y ello nos lleva a la segunda lección, si mostrarnos y ser como somos despierta tanto odios como pasiones tanto nos tiene que dar, ello solo hará reforzar aun mas nuestra imagen entre quien le guste nuestro estilo, dicho de otra forma, como más nos odien nuestros detractores más nos amaran nuestros seguidores, y ahí tendremos el negocio.
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