Hubo un tiempo, muy muy lejano, donde la gestión del almacén, del stock, no suscitaba el interés de hoy en día. En un mundo, previo a la primera crisis del petroleo, donde lo importante era la producción, y la demanda prácticamente venía dada, la prioridad máxima vendía marcada por evitar la ruptura de stocks. La producción, la venta no podía verse interrumpida por la ausencia de un producto. La clave estaba en comprar a buen precio y almacenarlo en buenas condiciones. Siempre tenía salida.
A posteriori eso cambio. Empezaron a aparecer conceptos como el cero stocks, el Just in Time, que minimizaban el papel del almacén. De un lugar que venía a evocarnos reposo y grandiosidad, se pasó a otro que se identificaba con rotación y rapidez. La política de stocks había cambiado. Y eso es algo que prácticamente ha llegado hasta nuestros días. Por ejemplo, hasta este post de Loogic donde analizan el papel de los stocks en las tiendas online. ¿Es posible tener una tienda on line sin stocks?
La conclusión a la que llegan es que, salvo en sectores comos outlets o clubs de compras resulta difícil prescindir de ellos, por mucho que autores como Tim Ferris lo prediquen. Su razonamiento es el siguiente. Para poder vender online frente a la competencia física necesito ser más barato. Para ser más barato debo minimizar mis costes, lo que conlleva minimizar los costes de stocks. Pero esta claro que alguien debe asumir esos stocks si no soy yo, ya sea minorista o fabricante. Y ahí esta el problema, que muchos no tragan. Por lo que resulta difícil esta práctica.
Y justo donde se acaba el razonamiento yo lo prosigo. La gestión del stock no solo supone un coste. Supone un riesgo. Y en la medida que hay riesgo hay negocio, y justificación de margen comercial. Si yo traslado ese riesgo a otro miembro de la cadena de producción-distribución anterior a mi, una de dos, o me llamo Volkswagen y su alma me pertenece, o en el fondo me he convertido en un comisionista que apenas asume riesgos. Y si apenas se asume riesgos, lo normal es que mi margen se estreche. Y si mi margen se estrecha, mi negocio las pasará canutas. Conclusión: o tengo los costes muy aquilatados o no puedo competir sólo en precio (como pasa siempre en la vida, por mucho que algunos se empeñen).
¿Por qué en los outlets online esto no sucede, o al menos no en la misma medida? Es evidente, el problema del exceso de producción ya lo tiene el proveedor. No se ha cargado de stocks por nosotros, somos nosotros los que buscamos aliviarle. Nuestra gestión no le va a suponer un coste añadido, si no reducir los existentes.
Siento ponerme filosófico, pero todo ying tiene su yang. O como dicen en mi pueblo, las vacas gordas pesan. Si quiero el margen debo asumir el riesgo.
Vía|Loogic
En Pymes y Autónomos|Libro: Dirección de Logística y Producción
Imagen|Daquella Manera