Será el próximo 8 de de febrero cuando la Eurocámara tenga que discutir la propuesta planteada por Finlandia para acabar con el cambio de horario de invierno a verano. El motivo no es otro que el escaso ahorro energético que se consigue y sin embargo provoca problemas de salud que afectan a toda la población de la Unión Europea.
La siguiente decisión, en caso de aprobarse, será que horario debe prevalecer, si el de invierno o el de verano. No es un tema menor, ya que mantener uno u otro supone importantes implicaciones para diferentes sectores económicos. Por mucho que desde Finlandia apremien para tomar una decisión cuanto antes, se lo van a tomar con calma, por lo que no será este años seguramente cuando se adopte la medida. Primero hay que tener el estudio de impacto económico, algo bastante complejo.
El desajuste del reloj biológico
El problema del cambio de horario no es otro que ajustar el reloj biológico al mismo, lo que provoca molestias en forma de trastornos del sueño, problemas de concentración y en el entorno escolar. Pero también accidentes, de tráfico y laborales, aumentan considerablemente en la semana posterior. Y esto hay que hacerlo dos veces al año.
En España además estamos en un huso horario que no nos corresponde, el del meridiano de Greenwich desde que en 1940 el Gobierno decidió adoptar el mismo huso horario que Alemania. Esto hace que estemos desfasados una hora respecto al huso horario que más ajustado a las horas solares, que sería el que siguen las islas canarias.
¿Y cómo influye esto en nuestro día a día? Pues lo cierto es que supone un problema en los hábitos de vida, en los horarios de trabajo y las posibilidades de conciliación de vida personal y laboral. Es algo que ya se ha planteado el Gobierno, pero de momento no pasa de buenas intenciones.
Incluso hay iniciativas de algunas autonomías, como el caso de Baleares, de modificar los husos horarios, para tratar de adecuarlos mejor a la hora solar. El cambio de hora de verano-invierno depende de la Unión Europea, no así el huso horario de cada país, que si se podría modificar. Si es un tema de salud tiene más sentido que por el ahorro energético.
La conciliación no es cuestión de horarios de verano e invierno
Pero si lo que se busca es la conciliación es un tema ya más complicado, que implicaría regular horarios, evitar jornadas partidas y horarios comerciales más racionales, no 24 horas abiertos. A todos nos gusta salir del trabajo y poder realizar nuestras compras, y si se extienden dichos horarios, también lo hace el comercio. Y los trabajadores de este sector también tienen derecho a conciliar.
Es algo que afecta a nuestro día a día, donde los colegios se convierten muchas veces en guarderías donde dejar a los hijos mientras estamos trabajando. O nos vemos obligados a aumentar sus actividades extraescolares, ya que de otra manera no se cubre el horario de sus progenitores. Y esto acaba provocando un estrés que afecta de forma notable a la productividad en el trabajo.
Es lógico que las empresas quieran tener el máximo de horas abierto. Para alargarlo muchas veces tenemos jornadas partidas, pero esto muchas veces es un problema para la conciliación. Lo ideal sería tener dos turnos, pero esto supone un problema de organización y coordinación que muchas no están dispuestas a asumir. Para otras es un gasto de personal extra, tendrían que contratar más, que sencillamente no se pueden permitir.
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