Parar el tiempo. Esto es lo que ha propuesto Pere Aragonès, conseller de Economía y Hacienda del Govern catalán y con ello poder aplazar IVA, Sociedades y cotizaciones para salvar a los sectores más perjudicados por la crisis del COVID. No solo eso, sino también una moratora en los créditos. Justo en el momento donde la seguna oleada del virus está obligando a cerrar o limitar la actividad de muchas empresas.
Especialmente el sector que tiene que ver con el ocio, una de las actividades más sociales es el más dañado. Ponemos el foco en la hostelería, pero hay muchos más, desde bodegas que no sacarán su producción de este año, a peluquerías que ven limitados sus ingresos o el mundo de la cultura que ve como su actividad está bajo mínimos.
No solo se trata de no pagar impuesto de Sociedades o aplazar las cotizaciones sociales. En todo caso se habla de moratorias, trasladar el pago de estos impuestos al próximo año. También se solicita que se aplique la misma medida para los créditos pedidos durante la primera oleada, que ahora se comienzan a pagar y los ingresos no dan, ni mucho menos, para ello.
Con lo que no estoy de acuerdo es con el aplazamiento del pago del IVA. Si tenemos en cuenta que la empresa aquí actúa como recaudador, puesto que el IVA, quién realmente lo paga es el cliente final. Aplazar la liquidación de este impuesto, la diferencia entre lo pagado por la empresa y lo recaudado a través de su facturación no implica sino financiar de alguna manera a estos negocios.
Y una mala costumbre, puesto que muchas piensan que ese dinero es caja, cuando simplemente tendrían que ser conscientes de que este IVA que han cobrado a sus clientes no puede constar como beneficio. Y hay mucha gente que confunde esta cuestión. No es un impuesto que page la empresa, solo lo recauda.
La realidad es que se ha realizado un gran esfuerzo para mantener puestos de trabajo y empresas en funcionamiento. Pero muchas de ellas están ahora mismo al límite de su capacidad de resistencia. Si como todo indica la situación se prolonga y no se recupera una facturación normalizada hasta 2022 acabarán por cerrar al no poder hacer frente a sus deudas.
Y a todo esto la inyección económica de los préstamos europeos no llegará hasta bien entrado 2021 y no hay presupuestos que permitan articular un sistema de ayudas adecuado. Si lo juntamos todo estamos en la tormenta perfecta y los negocios no son más que una pequeña cáscara de nuez intentnado mantenerse a flote.