Hace pocos días miraba unas estanterías que tengo en mi domicilio y encontré unos objetos extraños, casi desconocidos, difícil de recordar para que los utilizaba: eran unas curiosas cajas de plástico con papeles de colores, en las que dentro se encontraba como un disco plateado con algunos dibujos y letras, y curiosamente si los ponías en una polvorienta máquina, antaño llamada equipo de música hacían sonar precisamente eso, ¡música!, eran unos CD.
Evidentemente esta exposición realizada en tono irónico me sirve para hablar ya no solo de como cambian los tiempos y en la necesidad de reinventarnos con ellos, adaptándonos (o creando) las nuevas realidades, pues está exposición especialmente me sirve para exponer una cosa: no cambian los fondos, cambian las formas. Mejor dicho la música, como los sectores, los profesionales o las empresas no desaparecen, se transforman.
¿No dicen que “la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma”? Pues en el ámbito empresarial ocurre lo mismo. Y si nos referimos a la música en concreto, lo vemos clarísimo, no desaparece el cantante, no desaparece la materia prima que es la música, simplemente se transforma la forma de llegar al público, la forma de venderla. Evidentemente esto ocasiona que por el camino perezcan algunos entes que hasta ese momento predominaban, pero como digo siempre forma parte del ciclo natural.
Y no nos desengañemos, ningún ente desaparecerá por completo, ni los profesionales o empresas que viven en un determinado entorno, este se transformará, se vera obligado a ser otro, igual o distinto pero otro, pero no se desintegrará. Ahora bien, solo de nosotros depende que cuando lleguen cambios sepamos adaptarnos a los tiempos o bien que nos suceda como a los CD, que acaben adornando una estantería o sustentado una mesa, que a su vez dispone de un portátil que reproduce Spotify.
En Pymes y autónomos | Procesos y sistemas para las empresas: nuevos tiempos, nuevas formas Imagen | Jon Aslund