Una de las medidas que se han introducido por parte del gobierno en los Presupuestos Generales del Estado, en adelante PGE, ha sido la ‘pseudo amnistía fiscal’ para introducir en el circuito económico el dinero negro (según estimaciones del propio gobierno asciende a 25.000 millones de euros) que permanece agazapado en la economía española y que tanta falta hace.
A esta amnistía se podrán acoger tanto los capitales no declarados que actualmente se encuentren fuera de nuestras fronteras (como por ejemplo los que se encuentran en los paraísos fiscales), y también el procedente de actividades de la denominada ‘economía sumergida’ que han esquivado los cauces legales, y que podrán ‘legalizar’ sus ganancias mediante el pago de una tasa fija del 10%.
A este respecto me pregunto dos cuestiones, por un lado si realmente motivará un retorno de capitales y/o proporcionará un rayo de luz sobre la economía sumergida, y segundo, si este capital en la sombra se utilizará para actividades productivas y de financiación para revitalizar el tejido empresarial del país, tan necesitado de fondos para la materialización de nuevos proyectos.
Para responder a esta pregunta tenemos que contemplar el ‘miedo’ que muchos capitalistas tienen porque se les pueda fichar para una investigación fiscal, y segundo, necesitará complementarse de incentivos a la inversión productiva y el desarrollo de actividades empresariales. Para evitar de este modo que el dinero ‘nuevo’ solo contribuya a la economía vía incremento del consumo privado y el aumento del dinero en circulación.
En mi opinión esta noticia ha de interpretarse como muy positiva, y aunque discrimina a todos aquellos que han pagado religiosamente sus tributos, es innegable que tiene un potencial inmenso para solucionar uno de los mayores problemas de los que adolece la economía española, la falta de liquidez.
En Pymes y Autónomos | Los cambios que traen los Presupuestos Generales del Estado a las pymes
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