Qué necesitamos habilitar en una conexión remota para trabajar desde cualquier lugar
Cuando en la empresa comienza el curso escolar no es raro escuchar demandas de muchos empleados para trabajar de forma flexible. Esto es muy sencillo si la empresa ya lo hace en la nube, puesto que no importa que estemos en la oficina, sino que podemos hacerlo desde casa o cualquier otro lugar. La otra opción es habilitar una conexión remota, ya sea al servidor o a nuestro equipo de trabajo en la oficina.
Vamos a centrarnos en la segunda opción, ya que puede ser una solución muy efectiva para las pymes más pequeñas, ya que con muy poca inversión se puede trabajar de forma segura desde cualquier lugar. Para empezar tenemos que definir con qué tipo de programa queremos trabajar. Lo más sencillo es pagar una licencia a cualquier software de conexión remota y listo. Algunos pueden utilizarse incluso de forma gratuita.
Conexiones remotas al puesto de trabajo
Esto implica que en nuestro ordenador del trabajo tenemos instalado un programa que nos facilita un código y en el de casa el mismo programa donde introducimos dicho código y la respectiva contraseña. De esta manera visualizamos y manejamos nuestro ordenador del trabajo desde casa. Es fácil y sencillo de utilizar y el único inconveniente se deriva del hecho de tener que dejar encendido el ordenador de la oficina para poder trabajar, aunque si estamos en horario laboral siempre podemos hacer que sea un compañero el que lo arranque.
Siempre que sea posible, mejor no depender en exceso de servicios de terceros para la conexión
Si no queremos depender de servicios de terceros, la cosa se va a complicar un poco más. Podemos utilizar el escritorio remoto o un programa tipo VNC para hacer la conexión directa. Basta con escribir la IP pública de nuestro router seguida del puerto que utilizamos para conectarnos. Esto tiene varios inconvenientes, por un lado que necesitamos configurar el router para abrir los puertos y encaminar las peticiones que se reciben en la IP pública hacia la IP privada de nuestro equipo.
IP pública, IP fija y servicios de DDNS
Esto es una tarea más o menos engorrosa dependiendo del modelo de router, pero solo tenemos que hacerlo una vez. Se puede solicitar a nuestra operadora para que sea el servicio técnico el encargado de realizarlo. La segunda cuestión es que la IP pública cambia, por lo que lo recomendable es contratar una IP fija, para que siempre sea la misma. Esto tiene un coste de uno 15 a 25 euros al mes, dependiendo de la operadora.
También existen servicios DDNS que se encargan de facilitarnos un nombre de dominio, para realizar la conexión al mismo desde nuestro hogar. Dicho servicio se encarga de informar a sus servidores de la IP pública y los cambios que haya podido tener en todo momento. Su coste suele ser bastante más económico que el de contratar la IP fija, pero ya dependemos de terceras compañías.
Solución VPN para cifrar el tráfico
Por último la seguridad de los datos es importante. Si vamos a trabajar desde casa de forma habitual es imprescindible contratar una solución VPN, de manera que los datos entre nuestro equipo de la oficina y el de casa vayan cifrados en todo momento. Además es casi un requisito imprescindible desde la entrada en vigor del nuevo RGPD. De esta manera nos aseguramos que aunque se intercepte el tráfico de datos en algún punto la información que se envía no sea legible.
Existen diferentes modelos de VPN, ya sea por hardware, donde tenemos un router por el lado de la oficina que lo gestiona y un programa instalado en el ordenador remoto que se encarga de gestionar la conexión. Después, una vez abierto el túnel ya podemos conectarnos vía Escritorio remoto o VNC al ordenador de nuestro puesto de trabajo.
La otra opción es un servicio VPN de software donde existen múltiples variantes. Lo normal es que sea necesario instalar un programa de software para habilitar la conexión. La parte negativa es que la velocidad de conexión será inferior, algo a tener en cuenta si en nuestra casa ya no tenemos una buena calidad de acceso a Internet.
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