Todos los días sin necesidad de leer los periódicos observamos cómo han echado el cierre muchos negocios. En nuestro barrio, por el centro de la ciudad o en el pueblo que residamos. Los sueldos son bajos o inexistentes por lo tanto el consumo se frena. Cerrar una empresa es duro pero mantenerse y volver a empezar también le va a la zaga. Lo asemejo a sobrevivir a un naufragio.
Volver a empezar tras la crisis es equiparable a superar un problema de autoestima baja, en este caso empresarial. De acuerdo, hemos salvado el barco, estamos vivos, el mar se ha calmado, ya no tenemos nada que perder pero ¿por dónde empezar?Todo lo que nos rodea es desolador. ¿Dónde están nuestros clientes? ¿Y nuestros trabajadores? ¿Hemos perdido la ilusión?
A todas esas respuestas es fácil contestar. Sí. La falta de clientes lleva al despido de trabajadores.Sin una motivación, un plan b o simplemente una estrategia con cierta dosis de creatividad es fácil caer en la depresión, lo cual es un lujo y para lujos no estamos.
El hombre es un animal de costumbres y cuando éstas cambian le afecta. O bien, muchos nuevos emprendedores han surgido debido a un contexto poco halagüeño para encontrar un trabajo, o bien se llega a la conclusión de que las oportunidades se acabaron.
"Demasiado mayor", "no sé hacer otra cosa", "cómo me mirarán mis amigos", "¿por dónde empiezo?". Estas preguntas surgen de manera natural. No todo el mundo nace con el optimismo instalado en su cerebro, ni conocen la palabra resiliencia. Todo dependerá de las veces que se hayan caído en su existencia.
El fracaso en España no está bien visto y si te toca e incluso te roza mejor no contarlo. Por lo tanto, uno se olvida de que la vida no es un camino de rosas y en estos tiempos sólo sobreviven los que saben adaptarse a la nueva situación. Pero uno se adapta cuando realmente admite y comprende que ha de empezar de nuevo, que las cosas se deben hacer de otra forma y, sobre todo, que eso de reinventarse no es una moda es simple y llanamente vivir.
Últimamente he conocido algunas empresas que han estado a punto de tirar la toalla, precisamente por las razones expuestas anteriormente, pero por fortuna han comprendido que si fueron capaces de tener un nombre en el mercado y a clientes que confiaban en ellos, es hora de dejar a un lado el qué dirán y empezar a decir cosas, como por ejemplo: hemos vuelto y hemos sobrevivido al naufragio, quizás el barco sea más feo pero al menos flota.
En Pymes y Autónomos|La psicología positiva allana el camino para alcanzar la motivación,La depresión española Imagen|Metsu Design Studios