Leía el otro día que no se pueden predecir las formaciones de burbujas económicas, ni situaciones de descontrol de mercados, pero cada cierto tiempo ocurren y cada vez con más afectados y peores consecuencias.
¿Os acordáis cuando las acciones de Terra, Jazztel y otras muchas más cotizaban a valores nunca vistos en el IBEX 35? ¿Os acordáis como absolutamente todos los directores de banco ofrecían acciones de tecnológicas a diestro y siniestro con la promesa y convicción que nunca bajarían? ¿Sabeis cual fue el origen de aquella burbuja? La avaricia del inversor, por querer ganar mucho más de lo que el propio mercado y sector podía dar.
Y esta avaricia de beneficios, después del estallido de las tecnológicas (que en realidad no afectó seriamente a casi nadie) se trasladó a la construcción. Pero aquí hablamos de otra cosa, porque la burbuja tecnológica tuvo su origen en un sector nuevo, impulsado por internet y se quiso acelerar el potencial de crecimiento de la red y dichas empresas.
Pero con el ladrillo, la cosa cambia, porque ni es un sector nuevo, ni se le puede cambiar el destino para el que está concebido. Las casas sirven para vivir, no para especular / ahorrar o invertir. Y formar una burbuja es muy fácil. Los ingredientes son los siguientes:
Convence al personal que el estado del bienestar es tener una segunda vivienda en Torremolinos, Benidorm o una casita de campo y abrimos nuevos mercados y productos. O incluso que "alquilar es muy rentable", ya que la hipoteca te la pagan los inquilos. Es decir acostumbra al personal de a pie a ir al notario. Nuestros abuelos iban una vez o dos a lo sumo en su vida. A día de hoy hay gente que ha firmado más escrituras que el propio notario.
Introducimos en el ciclo de oferentes-demandantes a cuanta más gente mejor, porque casi todo el mundo tiene una casa que es suceptible de vender (y léase solares, locales, naves industriales....) una cantidad que aumente, aritméticamente con una pendiente acusada. Curiosamente tiene unas similitudes peligrosas con los famosos timos piramidales, porque todo el mundo pregona que es un negocio seguro y que nunca puede caer ni la demanda ni el precio.
Aumenta la población de manera extraordinaria (mas demanda, se aumenta la oferta y sigue subiendo el precio). Y si no disponen de dinero, no hay problema, porque la avarícia del banco también cuenta y si alguien tiene que poner la pasta, ahí están ellos.
Y los bancos piensan: No hay problema, nosotros pagamos los solares, pagamos la construcción y pagamos las viviendas. En cada uno de estos puntos nos vamos a llevar un buen pellizco no os preocupeis, porque la vivienda nunca baja, y los préstamos hipotecarios son nuestra garantía, con jugosas comisiones y el beneficio de los intereses.
Y cuando un banquero dice "esto nunca baja, como con las acciones de Terra" aquí sabes que hay gato encerrado, echaros a temblar y tened la certeza que antes o después el chiringuito se puede venir abajo ¿cuando?
Pues en el siguiente post lo veremos
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