Según Expansión, una jóven británica ha sido despedida a raiz de comentar en su muro de Facebook que su trabajo era aburrido. Parece ser que esta chica se pasaba todo el día escaneando papeles y archivando. Simplemente dijo una verdad como un templo y la han despedido. En España, este tipo de despido sería calificado como improcedente, pero fuera de la posible contienda jurídica que se pueda organizar y fallar a favor de unos u otros, no se le pueden poner puertas al campo.
Este ejemplo, lo podemos comparar con cualquier conversación entre dos personas hablando de su trabajo. Como es obvio, los sentimientos y motivaciones personales no pueden ser motivo de despido, puesto que no se pone en duda la integridad del trabajo. Lo que tampoco puede intentar ninguna empresa, es controlar la información y opinión que se vierte en los medios, o internet como es el caso, sea buena o mala.
Las empresas tenemos que estar preparadas para recibir un aluvión de flores o de espinas porque cualquiera puede abrir sus experiencias e impresiones al resto del mundo, bien con Facebook, o con cualquier otra herramienta que esté disponible en la red. Sólo tenemos que darnos una vuelta por los millones de blogs que existen para ver cómo hay multitud de empresas que las ponen a caer de un burro por sus propios empleados y ex, clientes, proveedores.
¿Se puede prohibir esto? Evidentemente no, siempre y cuando se respete la legalidad y legitimidad de los interlocutores. ¿Qué lectura tiene que sacar la empresa? Mejorar, mejorar y mejorar. Sólo eso. Realizar mejor su trabajo y cubrir con holgura todas sus interrelaciones. Nunca llueve a gusto de todos, pero intentemos que los que nos critican sean minoría.
Vía | Expansión
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