La crisis económica provocada por el COVID ha sido profunda, pero también asimétrica. Sectores que han sufrido mucho como turismo y hostelería ven como algunos negocios han tenido en verano datos de récord de facturación. Otros han tenido que cerrar por rebrotes o restricciones. Pero además hay muchos que se encuentran afectados que se dedican a facilitar servicios a estos negocios. Por eso las empresas exigen que la prolongación de ERTES no sea por sectores sino que tenga en cuenta las pérdidas o el descenso de facturación sufrido por la compañía.
Podemos poner ejemplos varios, de las empresas que se encargan de suministrar hielos, a aquellas que ponen el café y han visto como su facturación global ha descendido de forma drástica. En realidad no son del sector de hostelería, pero si la mayor parte de sus clientes. Podríamos poner ejemplos como empresas de transportes que han visto como las excursiones de turistas han desaparecido, etc.
La cuestión no es tanto a qué sector perteneces, sino cómo te ha afectado la crisis económica. Es aquí donde la administración tiene que poner el foco, en ayudar a estas empresas con problemas que son viables, que saben que cuando se recupere esa actividad económica que tiene que ver con el turismo o con la hostelería volverán a recuperar sus niveles de facturación.
La cuestión es que tenemos un sector servicios hipertrofiado, muy dependiente de este turismo y de una hostelería que tendrá problemas en muchos casos para sobrevivir o lo hará con una deuda que complicará su futuro. Y los recursos necesarios para sostener a todas las empresas no son infinitos.
Mientras no exista una vacuna, es más mientras no tengamos inmunidad de grupo, será complicado recuperar la actividad económica de determinados sectores. Solo queda una esperanza y es que según todos los datos el nivel de ahorro de las familias ha subido a récords históricos porque no han gastado en vacaciones lo que tenían previsto. Y ese dinero estará ahí para el próximo año.
Esto ocurre en España y también en otras zonas de Europa, por lo que si la situación sanitaria se estabiliza tendremos un buen año a nivel turístico en 2021. El problema es que las reservas y touroperadores suelen trabajar con mucha antelación. Si no se estabiliza la situación derivan las reservas a otros destinos. Posiblemente el próximo año tengamos que ir más a reservas de última hora que a tener ocupaciones altas ya previstas para verano en primavera. Y esto afecta en muchos casos también a los márgenes del sector.