Últimamente, cuando hablo con un emprendedor, con un pequeño empresario, hay una palabra que siempre aflora a su boca: financiación. Todo parece resumirse en dicha palabra. La financiación parece ser el único obstáculo insalvable para crear la empresa, y una vez constituida, se muestra también para algunos como la principal rémora que impide su supervivencia. No comulgo con estas tesis, creo que es tan o más importante el disponer de una buena idea, de una excelente gestión, y sobre todo creo que es fundamental la venta, pero la venta en serio, con margenes, plazos y calidd de cobros asumibles. Eso si que es difícil y eso si que es un obstáculo. La financiación deja de ser algo accesorio a todo el proceso empresarial.
Sin embargo respeto a quien no lo era así y siga empecinado con el mantra del money money. Pues bien, ante las restricciones a lo que antes fue el oasis financiero de la banca privada, las siempre dificiles subvenciones y los aparentemente vacíos bolsillos de los promotores empresariales (curioso), se erige, desde hace tiempo, el mito de un mercado bursátil especializado en pymes, que en España se ha canalizado a través del MAB (Mercado Alternativo Bursátil).
Ya desde el 2007 se venía hablando de esta posibilidad, aunque finalmente ha habido que esperar a este año para que el MAB, tras acoger a SICAVs y Sociedades de Capital Riesgo abriese sus puertas a las pymes. Entre los requisitos para poder cotizar en el MAB destacaría los siguientes, entre otras:
Ser una SA con capital integramente desembolsados y representado por anotaciones en cuenta.
Estar operativa, es decir vendiendo bienes o servicios en la actualidad.
Tener un alto grado de transparencia, de información al exterior, y de rigor contable en la misma.
Deberán con un Asesor Registrado y un Proveedor de Liquidez.
Esta obligada a cotizar como mínimo 1 año.
Pues bien, frente a lo que muchos señalan, que es que esto va a ser algo así como la solución a todos los problemas financieros de las pymes, soy bastante cauto. O mejor dicho, directamente escéptico. A mi juicio, este tipo de empresas carecen de una serie de rasgos que son fundamentales para un correcto funcionamiento en un mercado de valores organizados.
Por supuesto, y el primero de todos, me refiero al tamaño. El tamaño es fundamental, ya que permite que haya una liquidez adecuada, una diversificación de los inversores, una correcta conformación de los precios, etc. Y me temo que eso es bastante dificl en una pyme, por su propia naturaleza.
Sin embargo, hay más peros. Y es que el coste, tanto el formal, como los implícitos, de este tipo de modelos de financiación suele ser muy elevado. me río de aquellos que le regatean el coste del correo al Banco. Aquí se van a encontrar con que van a tener que pagar a una serie de intermediarios que no son nada baratos, amén de mantener vivo un sistema de información costoso. Y cuando digo costoso no me refiero tan solo al coste económico directo, si no que a que se acabó el secretismo que muchas veces es rasgo fundamental de una pyme. Y esa transparencia tienen sus ventajas, pero también sus servidumbres (competencia, Hacienda, los propios accionistas, etc...).
Y por último, otra seña habitual de una pyme es su debilidad estructural, con una fuerte de pendencia de una familia, de una persona o equipos concretos, de un mercado o producto muy limitados. Y eso se llama Riesgo. ¿A alguno le suena que el dinero es cobarde?
Es posible que la memoria me falle, pero creo que hace décadas hubo intentos similares a este del MAB. Ojalá, lo deseo fervientemente, me equivoque. Para empezar, y a pesar de lo que nos han vendido sobre la salida al MAB de Zinkia, lo cierto es que esta tuvo que reducir sensiblemente su precio de cotización y renunciar al 50% de la colocación. Nos da una idea de que, a pesar de la brillantez del estreno, en términos de cotización, no había mucha agua en la piscina.
Más información | Riesgo y morosidad, MAB En Pymes y autónomos | PYMEs cotizadas en 2008 En El Blog Salmón | https://www.elblogsalmon.com/mercados-financieros/pocoyo-sale-a-bolsa