Siempre he creído que el mundo de los negocios y las relaciones profesionales se gestiona por la frialdad de una negociación, pero que en todo trato o relación profesional, las formas, y no solo las formas, las sensaciones y las percepciones sensoriales y visuales cuentan mucho, y en eso cuenta y mucho como vestimos, que tipo de complementos utilizamos, la decoración utilizada y los estímulos sensoriales como por ejemplo fragancias que utilizamos
Mi mujer siempre me ha dicho que en la relación yo parezco más la mujer que el hombre en ciertos aspectos, siempre ha sido así desde pequeño y de no ser porque (de momento) tengo clara mi orientación sexual muchos aun la dudarían y todo. Mi fascinación por los perfumes, por los complementos, por las flores y demás detalles sensoriales y perceptivos, transcurren dentro de mí conjuntamente con una imagen dura, extrema e implacable en los negocios. Pero lo primero que mencionaba, la capacidad sensorial tiene grandes utilidades en el mundo de la empresa.
Más que capacidad sensorial puede que sería mejor llamarle la capacidad del detalle, y de saber adaptar el detalle a cada momento. No es lo mismo cuando estoy en España o cuando estoy en los USA, no es lo mismo en los USA que en países asiáticos o sudamericanos, y así en distintos países. Pero en todos ellos y ante las reuniones y encuentros profesionales intento adaptar mi vestuario, los colores y los complementos que utilizo al lugar en cuestión.
Apuestas seguras las hay y las habrá siempre, no es lo mismo en el momento de un acuerdo, firmar con un bolígrafo Bic que con un Montblanc, o no es lo mismo llevar un determinado maletín de piel u otro, hay muchos que no ponen especial atención a esos detalles, yo soy un obsesivo de los mismos, y siempre procuro adaptarlos a cada situación.
Colores de corbata o distintos vestuarios para distintas ocasiones y momentos del día para mi son indispensables, pero en una cosa pongo especial atención: en la fragancia. Creo que la fragancia es clave para generar proximidad en el mundo de los negocios y generar una determinada imagen. Y no me refiero al ambientador o perfumes ambientales solamente, me refiero al perfume personal, y en este último aspecto quiero dar los consejos de una persona que se ha pasado más horas en las perfumerías que en su casa, todo en pos de siempre encontrar el aroma justo para la relación profesional determinada.
Nunca he apostado ni apostaré por una sola fragancia, eso puede darnos imagen simple, descuidada o poco atenta. Igual que no es lo mismo cuando nos vemos en pantalones cortos con un cliente en un campo de golf, a cuando lo hacemos en una oficina todos con trajes y corbatas como vestimenta oficial, tampoco debería de ser el mismo el olor, la imagen que transmitimos. ¿Y cual es la apropiada para cada momento?, cada uno tiene sus determinadas reglas, pero yo las distingo para tres momentos profesionales:
Línea sport para aquellos momentos de distensión total, (es decir golf, actividades al aire libre, etc) (y ojo, sport no quiere decir colonia deportiva barata de hipermercado). Línea casual, para aquellos momentos de distensión pero con un tono de negocios importante (como comidas de empresa, etc), y en tercer lugar, la línea formal, para los momentos clave en los negocios (reuniones, etc). No voy a entrar en marcas de las tres líneas, solo decir que para la primera aconsejo una línea volátil y nada penetrante, para la segunda una ligera y fresca pero con un toque de distinción, y para la tercera una de fuerte personalidad (cuidado fuerte personalidad no significa asfixiante).
En Pymes y Autónomos | ¿Con corbata o sin corbata?
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