Cuando nos incorporamos a un nuevo equipo de trabajo, nuestro responsable y/o nuestros compañeros han de guiarnos para hacernos con las tareas y responsabilidades que han motivado nuestra contratación. Para lo que resulta muy importante el proceso de transmisión del conocimiento y de aprendizaje entre los miembros que componen el equipo de trabajo.
Para ello, el recurso más utilizado son los manuales que se realizan por quien o quienes dominan la tarea a transmitir, indicando las principales pautas, incidencias, y métodos de resolución que se nos pueden presentar en el desenlace normal de las operaciones. A lo que debemos sumar la práctica necesaria para que este proceso no se quede en 'papeles' y pueda cumplir su finalidad.
En este proceso, la mayoría de las veces, nos solemos centrar en las casuísticas más habituales, que no tiene por que ser malo, pero lo que no podemos pretender es que un manual no salve los muebles ante cualquier situación. Y la razón no es otra que en el día a día de la empresa los problemas suelen cambiar, de manera que las situaciones adversas y las dificultades se suceden de diversas formas.
De manera, que a la hora de transmitir este conocimiento no es posible atar todos los cabos, siendo mucho más interesante formar a profesionales para que cuenten con las habilidades necesarias para afrontar los problemas que se puedan presentar en un entorno de incertidumbre, que por mucho que se quieran simular, siempre resultarán impredecibles.
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