Existe una idea generalizada que la biotecnología se desarrolla en grandes corporaciones farmaceúticas que disponen de una notable solvencia financiera, la realidad no es así. La mayoría de las empresas de este sector, casi todas norteamericanas y localizadas en Boston y California, son de tamaño pequeño, lo que les hace muy flexibles en su organización, poco jeraquizadas y con un modelo de negocio basado en la cooperación, factores que estimulan la creatividad en la organización.
La forma de finaciar sus proyectos tambien se basan en la cooperación, la manera más extendida de es el capital riesgo (venture capital), el financiador no sólo financia si no que actúa como inversor, implicándose directamente en la gestión de la empresa. Si los recursos que aporta el capital riesgo no son suficientes recurren a otras modalidades de captación de recursos, entre las que destaca, la joint venture.
Joint venture es una modalidad de cooperación empresarial muy habitual en el sector automovilístico, donde compañías competidoras se unen para desarrollar un producto conjuntamente, (por ejemplo, Toyota y PSA constituyeron un joint venture para el desarrollo del Aygo, 107 y C1) pero que también se aplica en otros sectores. En la industria de la biotecnología pasa algo similar, para el desarrollo de determinados productos se recurre a este tipo de asociación, sumamente flexible (puede consisitir en crear una nueva empresa conjuntamente, escindir el balance de una de ellas para el desarrollo de un producto recibiendo aportaciones, materiaels o inmateriales, de la otra, etc), en el que cada una de las partes contribuye con aquello que mejor sabe hacer, tanto desde el punto de vista estratégico como operativo (financiación, I+D, producción, comercialización del producto,etc), de este modo, se intentan maximizar las sinergias que se producen de la interacción de las partes.
Estos modelos, de contrastado éxito empresarial, deberían de proliferar en la pyme española y evitar caer en la utopía de que una organización debe desarrollar todas las fases de la cadena de valor que cociernen a su producto o servicio. Para lograrlo es necesario estimular el establecimiento de entornos colaborativos y cooperativos, basados en relaciones de confianza empresarial (constituyendo sistemas de arbitraje vinculantes para prevenir situaciones de abuso o fraude) y potenciando las redes de conocimiento, sobre todo, en la faceta de transferencia del mismo.
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