Un gran porcentaje de empresas en nuestro país son familiares. Llega el momento en el cual la persona que ha levantado el negocio desde cero se retira. Y es el momento de tomar una decisión, o traspaso o buscar un sucesor. Normalmente por motivos sentimentales se apuesta por alguien de la familia para que tome el relevo, pero no siempre da resultado. Por eso vamos a ver cómo gestionar el fracaso de la sucesión en la pyme.
El primer paso para ello es tener presente si el candidato que hemos elegido es el adecuado o no. Muchas veces pesan más los lazos familiares que otras cuestiones, pero no siempre los descendientes directos están interesados en gestionar el negocio. Contra esto no se puede luchar ni obligar a nadie. El propietario del negocio sabe más que nadie todo lo que ha tenido que luchar por levantarlo, y por lo tanto, sabe si la persona designada está o no dispuesta a realizar según que sacrificios.
Esto lo podemos ver tranquilamente en la fase de preparación del candidato, cuando está conociendo como funciona el negocio desde diferentes puntos de vista. En un proceso largo que no debe hacerse de un día para otro, y que requiere años de trabajo para que la gestión y el traspaso se realice de forma suave.
Por último una vez realizado el traspaso de la gestión tiene que ser completa. No nos podemos retirar a medias, cuestionar las decisiones que tome la persona que ahora está al frente de la empresa, etc. Hay que echarse a un lado y dejar que tome su propio camino. Por supuesto si necesita ayuda estamos a su disposición, pero no nos interponemos en el camino que traza para la empresa.
Las nuevas generaciones pueden venir con ideas diferentes. Tienen otra visión del mundo, de lo que necesitan los clientes, de cómo hacer las cosas, etc. A veces tienen una formación que el fundador de la empresa no tuvo oportunidad de adquirir. Se fían más de datos que de intuiciones, que por su falta de experiencia no son tan fiables. Y todo esto implica cambios en la empresa que no todo el mundo está dispuesto a asumir.
En todo caso si lo que deseamos es legar un patrimonio a nuestros herederos, pero ellos no están dispuestos o no tienen la actitud o aptitudes necesarias para hacerlo, siempre es mejor un buen traspaso que una mala sucesión. Hay que saber vender el negocio cuando está dando beneficios, ya que si entra en pérdidas poco se podrá salvar.
En Pymes y Autónomos | Análisis de la empresa familiar española
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