Es conocido por todo autónomo que el inmovilizado, entendiendo como tal los bienes afectos a la actividad económica, no se lleva a gastos por su valor de adquisición, sino a través de las amortizaciones. La amortización recoge la depreciación anual del bien cuantificada en un valor, que será un gasto deducible de la actividad a lo largo de la vida útil del bien.
También sabemos que cada elemento se amortiza a partir de su valor de adquisición al que se habrán añadido todos los gastos necesarios para su puesta en funcionamiento: gastos de transporte, montaje, seguros... Pero a veces pasamos por alto que los elementos del inmovilizado pueden ser fabricados por la propia empresa.
Para amortizar el inmovilizado fabricado por la propia empresa, habrá que calcular primero su coste de producción. Este coste se obtendrá añadiendo al precio de adquisición de las materias primas y cualquier otro imputable al bien que sea necesario para ponerlo en condiciones operativas.
Se añadirán las obligaciones adquiridas por la empresa relativas a gastos de desmantelamiento futuros, así como los gastos financieros; estos últimos siempre y cuando la puesta en funcionamiento se produzca en un periodo superior al año.
Si se tratara de inmovilizado intangible, podría valorarse igualmente, aunque los criterios serían quizá menos concretos. Tomemos el caso de una empresa que diseña un programa informático para su uso en la actividad económica. La valoración del coste que hemos expuesto para la producción de un elemento material no sería de aplicación en este caso. Tendríamos que basarnos en las horas empleadas en el diseño de la aplicación y el gasto ocasionado por el personal asalariado, si lo hubiera.
La valoración de los bienes adquiridos siempre es más sencilla, pero, en el fondo, el trabajo que conlleva valorar los bienes producidos por la propia empresa no debe disuadirnos del cálculo o perderemos los beneficios asociados a la amortización.
En Pymes y Autónomos | La venta de un elemento del inmovilizado Imagen | we-make-money-not-art