A partir de esta próxima Nochebuena los empresarios y los profesionales en general, y en definitiva el conjunto de la sociedad susceptible de ser sobornada deberemos ir con mucho cuidado de no aceptar regalos, ya que ello puede acarrearnos dormir en la sombra entre seis meses y cuatro años.
Siempre he creído que dormir en la sombra y a costa del estado para beneficiarse de unos cuantos miles de millones puede incluso ser lamentablemente rentable, pero que dormir en la sombra (por muy cómodo que en este país muchos vivan) por un jamón, es un poco triste.
Así que ya sabemos a que atenernos, o bien el Sr. Noel y los Reyes Magos nos adelantan amablemente los regalos o puede que si lo hacen el día habitual de cada año acaben con sus huesos entre rejas, pues quien sabe igual resulta que el hermano orondo Santa Claus quería que le rebajásemos el precio de no se que compra que nos iba a hacer en un futuro, o bien que los Reyes Magos nos regalen algo ahora, para que en un futuro les hagamos un precio ventajoso en el mantenimiento de los camellos.
Sinceramente, y bromas aparte, no me hace ni la más minima gracia, ni encuentro precisamente una broma que ahora quieran encerrar a alguien por recibir regalos, reitero lo que he dicho en otras ocasiones, regalar, agasajar y obsequiar forma parte del juego, del cortejo comercial, y no tiene que ir indefectiblemente unido a intenciones o actividades ilícitas.
Un último apunte al respecto, por supuesto la ley te tiene que cumplir y a partir de ahora si me traen aunque sea el más mínimo obsequio primero haré hacer una declaración jurada de que recibo el regalo pero que de favores nada, que lo recibo por lo simpático y bueno que soy, pero yo me pregunto, ¿cómo se lo harán para distinguir entre el simple regalo de buena fe y el regalo ilícito? A ver si al final resultará que dormiremos en el cuartelillo por regalarle un osito de peluche a un sobrino nuestro, y es que ya se sabe, a los osos los carga el diablo, o los dólares dentro del simpático e inocente osito.
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