El comportamiento pasivo-agresivo crea frustración, estrés y ansiedad en los equipos de trabajo, lo que se traduce en pérdida de productividad y un perjuicio para la organización.
Es por eso que los responsables deben favorecer que esos conflictos latentes y ocultos salgan a la superficie para que puedan ser analizados.
A la hora de afrontar las reuniones para superar los conflictos los los miembros del equipo deben respetar la dinámica de grupo previamente establecida.
Conviene centrarse en los beneficios de abordar directamente los conflictos y establecer algunas reglas básicas. Tal es el caso de indicar que nos preocupa que no se están utilizando las reuniones con eficacia para exponer todas nuestras opiniones oque se pretende que todos añadan valor antes de tomar decisiones, no después.
Por otro lado, no hay que temer dirigir el comportamiento contraproducente. Un ejemplo, típico es exponer que dos o tres personas vienen a mi despacho después de cada reunión para hablar de algo que previsiblemente se había acordado durante la reunión.
Destacar directamente los casos de comportamiento pasivo-agresivo, ayudarán a hacer sentir la comunicación más directa y harán más relajadas y productivas nuestras reuniones de equipo.
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