Cuando necesitamos realizar un consenso entre un grupo de personas podemos llegar a una decisión ilusoria e inválida. Esto puede producirse por la formación de lo que la psicología social denomina "grupo pensante".
Este grupo puede llevarnos a tomar decisiones empresariales desafortunadas que no siempre son las más óptimas así que saber de su existencia puede ayudarnos a crear reuniones grupales más eficientes.
El grupo pensante puede surgir cuando se intenta lograr un acuerdo entre personas de mentes similares. En los negocios, bajo una situación de estrés o presión, lograr el acuerdo puede tener más importancia que la manera de alcanzarlo llevados por una percepción colectiva del problema que bien podría estar equivocada.
Este término fue acuñado por Irving Janis en 1972 que consideraba que las consecuencias de estos grupos en una sociedad puede tener consecuencias fatales. De hecho estudió decisiones políticas durante 10 años para explicar su teoría. Llevado al campo de la empresa los resultados no difieren en exceso.
De forma general se encuentran tres procesos por los que la creación de grupos pensantes puede darse y los he condensado en un cuadro que os muestro a continuación.
El remedio
De los procesos nombrados podemos extraer fácilmente las conclusiones que sacó Janis en 1982 tras sus investigaciones. En el terreno político, que es donde se estudió mayoritariamente al grupo pensante, se apoyó en los cambios efectuados por Kennedy sobre la forma de actuar de su equipo de asesores tras la malograda invasión a la Bahía de Cochinos en 1961. Esto parece que fue importante para no cometer los mismos errores en la crisis de los misiles en Cuba de 1962.
- Se debe fomentar el desacuerdo y el debate. Aquellos con actitud "de pelota" respecto al líder no deberían formar parte de la reunión o al menos hay que controlar su número. Por el contrario hay que escuchar y asegurarnos que se escucha al "abogado del diablo".
- Se deben exponer todos los datos necesarios para la toma de decisión, evitando que se tome con datos parciales y sesgados de base.
- Es positivo incluir agentes externos para la toma de decisiones con vertiente técnica o para estudiar el propio consenso.
- Lograr distintas perspectivas individuales o grupales para ponerlas a trabajar en un mismo problema.
- Para reducir la presión de la conformidad el voto público solo debería realizarse de forma excepcional. El líder no debe asumir un tono autoritario en el debate sino minimizar su presencia y estimular la autocrítica para que se exterioricen las objeciones y dudas.
- Cuidado con las opiniones minoritarias. Su papel es positivo pero también suelen poseer un poder de influir a la mayoría del que hablaremos en otra ocasión. Su papel es ofrecer un consenso alternativo pero hay que evitar posturas extremas capaces de someter al grupo o destruir la naturaleza del debate.
Con estas medidas se puede anular al "grupo pensante" según las teorías existentes y con ello se debería lograr una reunión más efectiva aunque también más activa y potencialmente conflictiva. Es más difícil lograr un consenso (cuando así se quiera o necesite) pero el resultado tendrá más posibilidades de ser eficiente y adecuado. La mejor manera de encontrar la solución más efectiva es comparando el mayor número posible de alternativas y promoviendo la objeción fundada en datos reales mediante un grupo variado.
En una empresa no todo se puede solucionar mediante la decisión aislada de dirección. Los grupos son caldo de conflictos que pueden afectar al funcionamiento de la empresa y en muchas ocasiones es necesario una negociación o una reunión grupal para resolverlos. Todo esto que he comentado también tiene su aplicación en negociaciones con otras empresas, debate sobre futuras mejoras, socios potenciales, fusiones, conflictos sindicales, etc...
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