Tener un salario competitivo para el sector en el que se encuentra nuestra empresa es importante. El salario no es lo único que importa, hay otras variables, como horarios, distancia hasta el trabajo o facilidad para conciliar vida personal y laboral. Sin embargo el sueldo ofrecido determina qué tipos de candidatos que se inscribirán en una oferta de trabajo.
Porque hay muchas empresas que creen que el salario mínimo es suficiente para cubrir un puesto de trabajo. Y lo consiguen seguramente. No faltarán candidatos que lo acepten. En muchas ocasiones incluso cuando el resto de condiciones no son precisamente muy agradables o incluso penosas. Pero la realidad es que el índice de rotación en estos casos suele ser altísimo.
A muchas organizaciones no les importa. Al fin y al cabo si el puesto no requiere de una gran preparación o conocimientos para su desempeño, no se perderá mucho tiempo en formación y que el trabajador empiece a ser productivo. De esta manera inician una política de tierra quemada, donde no se valora al empleado que es fácilmente sustituible.
En ocasiones esto provoca una espiral de rotaciones. Como no se valora al empleado, no se suele tratar especialmente bien a los mismos, no se empatiza tampoco con sus problemas, no se busca que puedan mejorar alguna de sus condiciones, incluso que no tienen coste para la empresa, como una mejor organización, horarios, etc. Si a esto se le suma un jefe que no les respeta, la cosa va de mal en peor.
Porque estos empleados no es que no estén comprometidos con la empresa, más bien se sienten rehenes porque necesitan trabajar y no tienen más alternativa, pero a la primera que pueden se marchan. Y los que se quedan no es que den su mejor rendimiento, a poco que puedan trabajarán lo mínimo y de la peor manera, buscando siempre su comodidad por encima de hacer las cosas bien.
Basta un cambio de actitud, una pequeña mejora en las condiciones, que ni siquiera tiene por qué ser económica, para que los empleados empiecen a valorar un poco más su puesto de trabajo, a sentirse más a gusto y a comprometerse un poco más con la empresa. Claro que para eso hay que considerar un poco más importantes a las personas que forman nuestro equipo.
Tenemos que valorar qué ofrecen los demás, para tratar de ser competitivos. A veces basta con poner de nuestra parte para generar un buen ambiente laboral, más posibilidades de conciliar o un pequeño incremento en salario y serán los propios empleados los que nos recomienden a otros para cubrir las vacantes que puedan surgir.
Imagen | JesseMcFly