La mal entendida humildad en los negocios

La mal entendida humildad en los negocios
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HOY SE HABLA DE

Afortunadamente no tengo un carácter precisamente humilde, y lo reconozco con orgullo y conocedor de que es precisamente mi carácter soñador, ambicioso y hasta cierto punto narcisista y prepotente, lo que me ha permitido, ya no solo ir hacia delante en mi carrera profesional, también me han permitido salir de situaciones muy delicadas de mi vida, ¿y por qué digo esto? Por qué en el imaginario colectivo actual, parece que en las empresas y profesionales, ser un profesional o empresa humilde, conformista y sin alardear de pretensiones es un valor, para mi es un lastre.

No existe mayor lastre para una persona y por supuesto para un profesional autónomo o para una empresa que la falta de sueños, que la falta de objetivos, que la falta de ganas de comerse el mundo, y lo más importante, no hay nada más castrador para una empresa o profesional que el no poder o saber saborear el triunfo, las victorias con desinhibición y orgullo, que exhibir sus trofeos, que presumir de ello. La victoria se saborea, derrotar al contrario se celebra.

Competimos, competimos y competimos, y para motivarnos, y motivarnos precisamos de objetivos, de sueños, de ser más y mejores que todos los demás, que superarnos nosotros mismos, debemos competir en convivencia, pero que la convivencia no nos haga perdedores, la empresa que nos hace la competencia, el profesional que compite directamente con nosotros no es un amigo, ni debe serlo, hemos de respetarlo, valorarlo, pero hemos de derrotarlo.

No entiendo el alarde, el subir a un pedestal la humildad, la bondad, eso en todo caso en nuestra vida profesional, en nuestra carrera y en nuestra empresa debemos ser ganadores, hemos de estar preparados para ganar, y el rival, el enemigo siempre es el enemigo al que batir. Yo sin duda si el mercado tiene cien, no quiero noventa y diez para el resto, sin duda, si puedo lo quiero todo para mí, yo no me conformo con ganar, quiero controlar, dominar, arrasar, ¿difícil? Sí. ¿Imposible? Solo para los que hace tiempo se resignaron a perder.

En Pymes y autónomos | David contra Goliat, ¡competir es posible!
Imagen | zyllan

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Comentarios cerrados
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      Suerte que hay grandes lectores. Negativo absoluto para el post, bravo por los comentarios.

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    • interesante

      Empecé a leer el post de interesante título y lo dejé de leerlo al final del segundo párrafo.

      Castillón, en serio que no consigo comprender cómo le permiten seguir escribiendo artículos aquí, en serio que no me lo explico, y menos viendo joyas como esta.

      Saludos.

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      Bravísima respuesta. Más elaborada y mejor escrita que el propio post, la verdad.

      A mi las ideas de "la empresa es la guerra" me parecen un poco anacrónicas, por que no es una lucha total y sin cuartel.

      Pero vamos, inferir que si no "alardeas" no tienes objetivos es de un simplismo que asusta, sobre todo viniendo de quien viene.

    • Se puede ser humilde sin renunciar a los sueños, sin dejar de ser ambicioso por ello. Ser humilde no significa ser tonto, sino, simplemente no creerse mejor que nadie, aunque al mismo tiempo se esté trabajando por ser mejor que los demás.

      Un ejemplo lo tenemos en Guardiola, llevó a un FC Barcelona a ganar todos los títulos posibles en una temporada y lo hizo con humildad, demostró que podía ganar a todos, sin hacerlo desde un pedestal.

    • Arrieros somos y, en el camino nos encontraremos. Este viejo refrán ilustra a la perfección el hecho de que en los negocios, como en la vida tu enemigo de hoy puede ser tu aliado de mañana. Claro que hay que tener metas y luchar por ellas, claro que hay que ser el mejor en lo que haces, claro que es bueno estar orgulloso de nuestros logros, pero para eso no hace falta sembrar el camino de cadáveres. Además es bueno reconocer que siempre podemos aprender de los demás, incluso de nuestros rivales. Un ejemplo, los japonerses guerreros y oprgullosos donde los haya tuvieron la humildad necesaria para copiar a los americanos sus sistemas de producción y calidad allá por los años 50 del siglo pasado. 30 años después ellos invadían el mundo con sus productos.

    • O no he entendido bien o creo que este enfoque sobre la modestia no es del todo acertado. Independientemente de que consideremos la modestia como un valor, para mi desde luego no es un defecto, está no riñe con otros "valores" como el del esfuerzo o el afán de superación y la competitividad. Por todos son conocidos casos de deportistas muy competitivos y ganadores natos que cumplen perfectamente como modelos de modestia (Federer o Nadal serían 2 casos clarísimos). Pero más aún, hablar de negocios y superación de los demás en términos de "enemigos" creo que es confundir churros con meninas. Hoy en los negocios, nuestros socios, proveedores, clientes, trabajadores son elementos de una ecuación demasiado laxa como para enfrentarlos en términos tan belicista. Me gusta competir, ganar, saber perder, que no siempre lo hago bien, y desde luego superarme con esfuerzo, pero no veo la necesidad ni de convertir a mi competencia en enemigo, ni en hacer de mis éxitos banderas para restregar a los demás competidores. Hoy eres primero y mañana tercero... o cuarto. Y sigues peleando por estar arriba y hacerlo mejor, pero de forma deportiva, sino el "dopage y las trampas" podrían justificarse de forma maquiavélica...

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