Cien mil visitas a la página web, otros tantos miles usuarios registrados... Sin conocer el nombre de la empresa que ha logrado esas cifras, se puede concluir que se trata de un proyecto importante. Pero, ¿realmente lo es? ¿Son esas métricas capaces de describir realmente la salud de un negocio?
Cualquier pequeña empresa quiere crecer, aunque haya quien no anteponga esto a otros muchos valores. Y en ese afán, se puede caer en el error de buscar 'pruebas' que demuestren, de una manera superficial y un tanto falseada, ese avance. Son las llamadas 'métricas de la vanidad'.
¿Qué son las métricas de la vanidad?
Son métricas que impactan por sus números pero que, en el fondo, no reflejan la marcha de una empresa ni sirven para tomar decisiones clave. El hecho de que la web corporativa de la compañía haya logrado cien mil visitas en el último mes refleja que hay muchos usuarios interesados. Sin embargo, si ninguno de ellos acaba comprando, existe un problema.
En los últimos tiempos se han multiplicado las startups que aprovechan el potencial tecnológico y los modelos de negocio escalables para acelerar su crecimiento. Y ello ha contribuido también a una mayor presencia de estas métricas 'vacías' en comunicaciones oficiales, presentaciones y negociaciones con inversores.
El caso de la aplicación Snapchat, cuya capacidad de generar ingresos está aún por demostrar pese a 'valer' 10.000 millones de dólares, es el ejemplo que sirvió a la agencia de noticias Reuters para analizar esta tendencia en el ecosistema emprendedor.
La triple A
No es, en absoluto, un fenómeno nuevo. Ya hace cinco años el blog de la revista Harvard Business Review explicaba las causas por las que el emprendedor debía huir de estas métricas (de cara al público y también dentro de la compañía). Y el autor señala la regla de la triple A para encontrar la mejor forma de gestionar los parámetros para no perder el enfoque:
Accionables: Sus cifras abren la puerta a la mejora en la construcción de un producto o servicio. Invitan a la acción para optimizar.
Accesibles: Es necesario que todos los miembros de la compañía comprendan las cifras y puedan acceder a ellos de la manera más sencilla posible.
Auditables: La simplicidad en esas métricas (y los informes) es básica para conseguir la colaboración del equipo. "Es importante que los escépticos con esas cifras puedan auditar un informe", advierten.
En el artículo señalan que apostar por parámetros más útiles no es una tarea sencilla. Perseguir señales que, más allá de un impacto inmediato, apunten a pilares clave del negocio abre la puerta a darse de bruces con la realidad. "¿Y si nuestras métricas dicen que un estadio deportivo lleno de personas se negaron a comprar nuestro producto?".
En Pymes y Autónomos | La obsesión por las métricas en la empresa, si no lo mides no existe
Imagen | William Warby