Saber despedir y despedirse, una asignatura pendiente en la empresa

Saber despedir y despedirse, una asignatura pendiente en la empresa
1 comentario

Con el tiempo me he dado cuenta de que muchas empresas tienen problemas para despedir a su personal llegado el momento. Y viceversa, cuando un empleado ha sido despedido o es el que se marcha muchas veces no sabe desvincularse de forma adecuada. Por eso creo que saber despedir y despedirse es una asignatura pendiente en la empresa.

Un ejemplo es la reciente oleada de despidos en una gran compañía como Deutche Bank donde muchos de los empleados se enteraron antes por la prensa que por su propia empresa de que serían despedidos. Reuniones en cafeterías, sobres con finiquitos y hasta luego Lucas. No es el único ejemplo.

Recuerdo una anécdota de una empresa con problemas que para despedir a sus empleados anulaba su tarjeta de parking. Cuando el trabajador intentaba entrar y la barrera no se abría, iba a pedir a la seguridad del aparcamiento que le facilitaran el acceso y eran estos los que le comunicaban que había sido despedido. Le dejaban entrar, pero solo para recoger sus cosas.

En otras ocasiones el jefe que debería comunicar el despido simplemente se da mus y pasa esta agradable tarea a otra persona que está bajo su supervisión. El marrón se lo come otro porque el que ha decidido dicho despido simplemente no quiere ponerse delante de la persona afectada y comunicárselo.

Incluso hay algunos que en el proceso de comunicación del despido se lo toman como algo personal. Especialmente si el trabajador no está de acuerdo con el mismo y rebate los motivos. O si no está de acuerdo con la indemnización que le corresponde y decide pleitear para lograr la que él considera que debe tener.

La empresa puede despedirte, pero si no te paga lo que te corresponde y se reclama. Cada parte defiende sus intereses y si no hay un acuerdo será un juez el que dicte sentencia para ver quien tiene razón.

Por último hay que tener mucho cuidado con hablar mal tanto de la empresa como de los jefes que hemos tenido, especialmente en las redes sociales. El mundo laboral es especialmente pequeño y nunca sabemos con quién podemos encontrarnos de nuevo al cabo de unos años. O si nos descartaron de una candidatura a un nuevo trabajo porque vieron estos comentarios en Facebook. No sería la primera vez.

Imagen | Tumisu

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      1.- En España el despido es libre.
      2.- Una vez tomada la decisión huelga el debate.
      3.- Nada tiene que ver la no conformidad con el finiquito con la no conformidad con los motivos del despido.
      4.- Hoy en día toca pasar sí o sí por conciliación para evitar la consideración de emolumento la indemnización.
      5.- Cualquier disconformidad con las cantidades, que no con la procedencia o no del despido hay 1 año (365 días) para reclamar.
      6.- Hace ya EONES que la firma de un despido es un RECIBÍ, no una CONFORMIDAD. Pero es un bonito acicate de los profesionales del tema.

      En último término todo despido es justo pues se basa en una consideración subjetiva para el mismo. Es decir, una de las partes desea finalizar de forma anormal la relación contractual. Luego podemos entrar en la calificación del mismo a efectos indemnizatorios, pero lo que sí exite es la voluntad de finalizar la relación por una de las partes.

      Se podrá o no estar conforme o de acuerdo con dicha decisión. Pero eso, en realidad, no tiene nada que ver.

      A nadie legalmente le pueden obligar a mantener una relación contractual si no lo desea (ni tan siquiera un tribunal, por mucho que la gente lo repita como un papagayo). Y a esto NO HAY EXCEPCIÓN. Y me permito recordar que los delegados no trabajan para el empleador en último término, por lo tanto la relación contractual stricto sensu no es con el empleador, sino con sus representados.

      Quien debe tomar la decisión lo suele hacer por muchas más variables que el asalariado desea ver.

      Como todo en esta vida un despido no es otra cosa sino una pared que rompe la inercia y, como tal, al golpearnos con ella cualquier cosa que se nos diga no mitiga el daño creado.

      Y si entramos en variables... hay gente magnífica en el aspecto laboral que es nociva en muchos otros aspectos o algún otro aspecto concreto. El trabajo es un medio que comparten muchas personas: compañeros, clientes, proveedores, superiores, supervisados, relación con la administración, con los medios, con su familia, con las del resto, con la comunidad de vecinos, con el conserje de la finca, con el arrendador, con tu jefe, etc. e interaccionan contigo y tu situación personal concreta.

      Un despido es algo traumático para ambas partes y, entrando en la esencia de lo que se quiere exponer en la propuesta de la entrada, me reitero: una vez tomada la decisión huelga toda discusión de los motivos o las razones. Máxime porque casi nunca son reales.

      En último término incluso puede ser bueno que no se exprese la realidad a las claras y que la persona se vaya con el convencimiento de que es un hecho injusto pues puede ofrecerle confianza en su persona basándose en la propia injusticia de la medida en vez de obligarle a ver cosas que no desea ver.

      Lo que debe quedar claro es que para todo despido hay un motivo.

      Y, ojo, como siempre, teniendo en cuenta la realidad del tejido empresarial español, eso de que el "jefe" no suele dar la cara es complejo en el caso de autónomos, micro y pequeñas empresas. Esto es, en más de 98 de cada 100 relaciones contractuales.

      No elevemos a la generalidad lo que es una marginalidad, cuando no un rara avis.

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