Últimamente parece haberse puesto de moda en los medios de comunicación las pruebas cada vez más 'extrañas' a las que se han de someter algunos aspirantes a determinados puestos de trabajo. Demonizando sobre una cuestión que parece que se ha llevado al extremo, en un escenario en el que el desempleo es alto, y se presentan un elevado número de candidaturas para cualquier puesto de trabajo.
Buena muestra de ello es el caso de una tienda del Reino Unido que solicitaba que bailasen a los aspirantes a una posición de atención al cliente, una prueba que muchos han calificado, y con razón, de humillante al no encontrase relación alguna entre la habilidad que se pide y las necesidades del puesto de trabajo.
Es cierto que una empresa ha de contar con la libertad de realizar las pruebas que considere oportuno, y que aunque existan pruebas 'tipo' o modelo, no todas las empresas son iguales, ni tampoco, los enfoques que se quieran trazar con los profesionales que se contratan. Por lo que no siempre sería legítimo por parte de estas cualquier 'prueba' que pueda interpretarse como ofensiva, irrespetuosa, o sencillamente denigrante.
Cuando llevamos a cabo un proceso selectivo, en consecuencia, no podemos olvidarnos de que estamos tratando con personas, profesionales que tienen inquietudes personales y profesionales, y por tanto, no se merecen menos respeto que el que nos demuestran, acercándose a conocernos e interesándose por nuestras necesidades.
En Pymes y Autónomos | ¿Cómo es el proceso de selección ideal?
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