Llegan fiestas navideñas y si no fuese porque acabo de regresar de un viaje a un país donde la navidad se vive espectacularmente, llena de luz, color y espíritu navideño, aquí me deprimiría y sin duda no me motivaría a comprar, ni a consumir como lo hago en otros países donde la navidad se vive auténticamente, y para mí, eso es un beneficio para las tiendas, las empresas, en fin para el comercio y la economía en general.
El otro día solo aterrizar en Barcelona me daba pena ver las calles tan poco iluminadas, sin un ambiente navideño pleno, con las calles comerciales decoradas, sí, pero “ni fu ni fa”, ni punto de comparación con todo el colorido que te invita a comprar, a consumir, a animar al personal. A no, claro, que aquí somos muy de diseño, muy ecologistas, y hacemos luces de formas imposibles y luces que van a pedales para que no consuman energía, mientras que en otros lugares hacen negocio de todo ello.
Invertir en iluminación, en espíritu y ambiente navideño es inversión, inversión pública o privada de los comercios, pero inversión, no es gasto. Por suerte he tenido la suerte de vivir el ambiente navideño en otras grandes capitales del mundo y eso si es saber generar ese ambiente, en mi ciudad, y en el país en general, parece que pidamos permiso para disfrutar de las fiestas navideñas.
No se trata de motivos religiosos o de la navidad entendida como algo de una determinada confesión, pues todo el mundo es conocedor a estas alturas de mi posición al respecto de las religiones y mi falta de creencia y posición frontal ante ellas, se trata de que es una tradición, una tradición que genera cultura y esta cultura genera un ambiente comercial, y a mi ya me perdonarán, pero a mi me motiva el Papa Noel y la música navideña a la americana, las luces espectaculares y toda la demás parafernalia, no me motiva un Belén hecho con muñecos que no sabes que son o bombillas que encienden árboles de navidad con el pedaleo ciudadano en bicicletas.
En Pymes y autónomos | Los ayuntamientos tienen que iluminar la Navidad
Imagen | Jaime Pearson