Es uno de los grandes retos de las marcas en estos tiempos de cierto caos en las redes sociales. Conseguir hacer visible el mensaje que se trata de trasladar en un entorno en el que existe, cada vez, más ruido. Muchas son las reglas que se repiten una y otra vez por los expertos en este sector, desde la longitud de los tuits, las horas en las que se envían las actualizaciones a Facebook o la ubicación de los links. Pero, lo fundamental es conseguir la credibilidad y el compromiso de los usuarios suficientes para hacer que la voz se haga oír entre tanto griterío.
El ruido es creciente. Pese a que se destaque la importancia del diálogo, de la interacción, éstos cada vez brillan más por su ausencia, dejando paso a ese griterío en el que hacerse escuchar es una tarea casi titánica. En esta evolución, la llegada de las empresas tampoco ha contribuido a mejorarlo, sino más bien al contrario. En demasiadas ocasiones se ha optado por lanzar al aire mensajes, con la esperanza de que al otro lado, haya alguien dispuesto a oír.
En este contexto, otro de los factores a tener muy en cuenta, y del que se ha dado buena cuenta en este blog en muchas ocasiones, es la infoxicación a la que se somete a diario al hipercontectado usuario en la red. La cantidad de estímulos que recibe es tal que su atención empieza a ser un bien preciado al que muy pocos podrán acceder.
Y para ser, realmente, conscientes de esta realidad, no hay más que hacer un seguimiento de la tasa de clicks en los enlaces que se publican en las distintas plataformas. No hay datos fidedignos sobre ello, aunque algunos estudios, incluso, señalan, por ejemplo que la tasa en Twitter podría estar entre el 1 y el 2%. Es decir, sólo uno o dos de cada cien seguidores pincharía en el link para conocer más.
Como decíamos al comienzo, muchas son las reglas que se plantean, de acuerdo con diversos estudios que se han llevado a cabo en este tiempo. La mejor forma de presentar los links en Facebook, la mejor hora para tuitear, el mejor lugar donde colocar el enlace para incrementar la tasa. Algunos de ellos pueden tener cierta utilidad pero lo que, realmente, conseguirá que la voz de la marca sea escuchada es conseguir la credibilidad y el compromiso de los usuarios suficientes.
No resulta fácil, en absoluto. Esta tendencia al ‘griterío’ tiene visos de continuar al alza. Pero, no hay fórmulas mágicas. Sólo hay que conseguir, mediante ‘ensayo-error’, que se pase como dice Juan Boronat, en su blog ‘Lasblogsenpunto’: “Cambiar el caduco grito al viento y sustituirlo por un ‘susurro al oído’, diseñado para aquellos que anhelan escucharlo”.
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