Ha estado en los ‘mentideros’ tecnológicos de todo el mundo durante los dos últimos días. Ha sido objeto de multitud de críticas. La ‘huida’ del director y productor de cine Michael Bay (en el vídeo que inicia este artículo) en la presentación de Samsung en la feria tecnológica CES, tras quedarse en blanco y perder el hilo, no es más que un nuevo ejemplo de la importancia de entrenar el discurso.
Hablar en público no es su fuerte (como, seguramente, a una gran mayoría de empresarios o autónomos), tal y como ha reconocido él mismo. Pero las justificaciones se centran en los fallos técnicos: no funcionó correctamente el monitor donde iba mostrándose su discurso y, tras quedarse en blanco en varias ocasiones y no tener un plan B, acabó por desistir un minuto después de salir a escena.
Aunque haya tenido una especial repercusión, por la expectación que generan estos eventos, que alguien se quede en blanco en mitad de un discurso no es algo excesivamente extraño. Pero, lo que sí resulta llamativa es la salida que acaba tomando Bay ante la imposibilidad de retomar el control.
Y a partir de esta anecdótico, pero significativo, episodio, podemos establecer algunas enseñanzas para emprendedores que deban entrenar la comunicación en público para enfrentarse a encuentros con inversores o, incluso, a reuniones internas:
Hay que conocer las líneas maestras del discurso. Plantarse en un escenario sin tener las ideas fuerza grabadas a fuego en la mente es un riesgo innecesario. Tener un mínimo esquema al que volver
La rigidez y el encorsetamiento no contribuye a hacerlo más fácil. Una de las razones fundamentales que, con toda seguridad, hay detrás de esta actitud es la obligatoriedad para ‘calcar’ el discurso que la compañía coreana había dispuesto previamente. Obligarse a repetirlo palabra por palabra puede hacer que un solo tropiezo haga perder el control.
Un plan B. Confiar todas tus cartas a la tecnología (una presentación en el ordenador, un vídeo o un ‘telemprompter’) no es la mejor de las ideas. Hay que tener una salida alternativa.
Sin perder los nervios. Es cierto, decir eso a priori es mucho más sencillo que actuar en el momento. Sin embargo, hay que evitar por todos los medios no entrar en colapso cuando se pierda el hilo o la mente se quede en blanco.
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