Hay una cosa del programa de "Pesadilla en la Cocina" que Alberto Chicote repite en muchas ocasiones cuando revisa la carta de los locales, "estás contando una cosa y haciendo otra diferente". Esto ocurre mucho con la imagen que ofrece nuestra oficina a los clientes. Nuestra empresas dice una cosa y cuando se visitan las instalaciones se ve otra diferente.
Puede ser en sentido negativo o positivo. En el primer caso podemos poner una empresa o un comercial o un profesional que ha vendido la imagen de efectividad, de eficacia o productividad y llegar a la oficina para ver papeles acumulados por encima de las mesas, desorden por todos lados. Nuestra oficina refleja lo contrario de lo que nosotros necesitamos para captar clientes.
Lo mismo ocurre con el local donde nos ubicamos. Una fachada descuidada muchas veces es el primer indicio de lo que nos vamos a encontrar dentro. Cierto que a veces remodelar o reformarla requiere permisos o autorizaciones que no es fácil conseguir.
Otro ejemplo es una empresa donde hemos visto o comprobado que el nivel de rotación de las plantillas es alto. Y sin embargo vemos cómo las oficinas están decoradas con mensajes positivos, que refuerzan la moral de los empleados. Muchas veces estos mensajes son valoraciones que hemos recibido por un buen servicio a través de redes sociales.
Existen salas de descanso, donde relajarse cuando se hace una pausa en el trabajo o para utilizar en las horas libres cuando hay turnos partidos. También existen salas para que los empleados puedan comer o un calendario de actividades a las que se pueden apuntar los trabajadores al finalizar su jornada o antes de iniciarla.
Lo cierto es que lo mismo que se pone mucho cuidado en construirse una reputación, tenemos que trasladar todo esto en nuestras oficinas, tanto de cara al cliente como a los trabajadores y colaboradores que también son parte de la imagen que muestra nuestra empresa. ¿Lo hace la oficina que tienes actualmente?
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