Una carta en un periódico denunciaba por machista a una tienda de ropa. ¿El motivo? Un cartel colgado en la pared con letras grandes y claras anunciaba "silla para maridos". Evidentemente debajo había una confortable silla para dichos destinatarios.
¿Nos encontramos ante una acción de marketing machista? A mi juicio, y soy mujer, no. Lo cierto es que describe una realidad que no es la misma que este lector denunciaba, afirmando que son muchos los hombres los que acuden gustosos de compras con sus parejas. Que eso del marido aburrido sosteniendo bolsas era historia.
Si de algo se nutre la publicidad y el marketing es de lo que sucede en nuestras calles, nuestras actitudes y pensamientos generales. A día de hoy, en pocas ocasiones encontramos a un hombre y una mujer,sin importar la edad, que se encuentren en un centro comercial y ambos sonrían.
El estudio es sencillo. Nos sentamos en algún lugar de paso y la estadística sale fácil. El 90% de los hombres detestan ir de compras con sus mujeres, novias, etcétera. ¿Excepciones? Claro que las hay pero de excepciones no vive la publicidad.
Monólogos, bromas, noticias dejan al descubierto este comportamiento en muchos hombres que se traduce en peleas o semblantes serios al no disfrutar de la experiencia de compra como la mujer. Eso no es machismo, simplemente se trata de un comportamiento.
Me parece acertado que esa tienda decidiera colocar el cartel. Tal vez este cliente era una excepción pero no creo que muchas mujeres salgan a la calle a manifestarse en contra de esta estrategia que ha elegido la tienda de ropa.
Como mujer a mí no me gusta ir de compras, sobre todo si no tengo un objetivo claro, pero soy consciente y testigo de que muchas otras féminas no pueden adquirir una prenda si no llevan al lado a su pareja (les guste o no la idea)
El sentido de humor siempre funciona en publicidad, el problema reside cuando lo políticamente correcto lo ahoga.
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Imagen|Raúl Hernández González