Por respeto a su privacidad no voy a decir públicamente su nombre, pero quiero exponer su caso para hacer ver a todos aquellos empresarios, profesionales y empresas que hoy se lamentan de que la situación económica es el final, de que esto es el fin, para demostrarles de que nada es el final, si nosotros no bajamos los brazos.
El caso del que hablo es el de un hombre de mediana edad, directivo de una compañía y que en los inicios de la crisis se vio sorprendido por la voracidad de la depresión global y se quedo sin empleo, esta persona conjuntamente con su unidad familiar venían de sectores tradicionales y sufrieron el impacto, pero jamás se rindieron, hoy rozan el éxito.
A esta persona tuve el placer de conocerla personalmente en su día y desde entonces despierta en mí la más absoluta admiración y he seguido sus avatares. La conocí en una situación delicada, en plena hecatombe económica, pero ya entonces supo ser una persona creativa y original, para darse a conocer logró un cierto impacto poniéndose como directivo en subasta. Pasaron los tiempos y jamás un lamento, jamás quejarse de no llegar a final del mes, al contrario, empezaron a trabajar en silencio, supieron adaptarse a los tiempos, supieron empezar de nuevo.
Esta persona se enroló en un sector tecnológico de futuro, aposto por un nuevo negocio y ahora empieza a ver los resultados, esta es la gran diferencia entre unos y otros, esto es por lo que escribo lo que escribo desde hace ya bastante tiempo en esta tribuna, pues mientras unos prefieren lamentarse llorando y quejándose, otros en silencio, despegan de nuevo.
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