Hoy dos tipos de empresarios. Los que van montando negocios y empresas, las hacen crecer, sacan beneficios y cuando están en su punto álgido, venden. No es que se queden en casa, montan otro y siguen el mismo camino. Y luego están esos que montan su negocio y se convierte en su vida. Estos son los que más sufren con esta crisis, porque para muchos de ellos, tras años luchando por el negocio, es hora de hacer un Mª Jiménez y se acabó.
Se baja la persiana y nos vamos para casa. No se trata ya de reinventarse, de sacar partido a toda la experiencia acumulada en estos años para montar otra cosa, puesto que en muchos casos puede que no tengan posibilidades económicas de hacerlo. En muchos casos debido al peso de una mochila de deudas que van a hacer muy complicado empezar de nuevo, o al menos no hacerlo desde cero.
El apego a nuestro negocio nos impide tomar la decisión más lógica a tiempo. Hemos puesto tanto, hemos dejado tantas horas entre esas paredes que vemos como se derrumba sin que podamos sostenerlo. Pero hemos aguantado mucho más de lo razonable, pensando más en un milagro que en salir a tiempo.
Espero equivocarme. Que la recuperación sea muy potente y llegue a todos los sectores. Pero la realidad es que más de uno va a verse avocado al cierre, a un concurso de acreedores obligado y en fase de liquidación. Y todo el esfuerzo de estos años, de estos últimos meses, no habrá servido para nada.
Y ya no se trata solamente de capacidad financiera. Es que muchos de estos empresarios salen muy tocados anímicamente de la crisis. No ven este cierre como un aprendizaje para no repetir errores con otro negocio, lo ven como un fracaso que no han podido evitar, que además no ha sido responsabilidad suya. Nadie hace previsiones que hoy facturas y mañana no facturas nada. Y pasas así más de un año.
La única lección que hemos podido extraer quizás es la de no poner todos los huevos en la misma cesta. No centrarse en un mismo tipo de clientes y tratar de diversificar. También en canal de ventas, incluso la posibilidad de tener negocios que toquen sectores que pueden no tener que ver entre sí.
Pero más allá de eso, muchos van a necesitar ayuda, no económica, sino para seguir con sus vidas de alguna manera. Y saber vivir con una crisis que ellos no habían provocado, pero no sobrevivirán como soldados de fortuna y si los encuentras y tienes suerte quizás puedas contratarlos.
Imagen | Daniel Gómez en Flickr