Eje comercial de Sants: comercio de barrio en esencia pura

Eje comercial de Sants: comercio de barrio en esencia pura
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HOY SE HABLA DE

Dicen que el modelo de comercio de barrio está en crisis, dicen que la culpa es de las grandes superficies, dicen que el mundo se acaba y es bien sabida mi opinión de que para mi el mundo no se acaba, simplemente se transforma. Y referente al comercio de barrio como también hemos tratado en esta misma tribuna en otros artículos que he publicado, sigo pensando que la vida evoluciona, y evolucionamos con el mundo o perecemos en él.

Y concretamente quiero exponer lo que considero que es un camino a seguir (actualizando los procedimientos y algunas otras cosas) para las pequeñas tiendas que quieran subsistir, y ese modelo no es otro que el que desde pequeño conocí en una de las calles de mi ciudad, la calle de Sants de Barcelona. Una calle que en su momento (y no se si aun en la actualidad) se anunciaba como la calle comercial más larga de Europa.

Y quiero exponer ese modelo pues para mi fue un referente al ver como todos los comerciantes de una zona se unían para crear una asociación comercial, un eje comercial que pudiera intentar competir con las grandes superficies que entonces solo se intuía el poder que adquirirían en la actualidad. Y sin duda fue un buen referente para el resto de ejes comerciales que se crearon a posteriori en la ciudad, y creo que más allá de los limites de ella.

Un eje comercial que pretendía crear sinergias entre los asociados, un eje comercial que pretendía crear una única y potente imagen de comercio de barrio, un eje que pretendía la reducción de costes y aportar ventajas ya no solo a sus asociados, también a los clientes, por medio de beneficios a los mismos mediante promociones conjuntas y servicios comunes (como aparcamiento gratuito a los visitantes de los comercio del barrio o una tarjeta de fidelización e incluso (creo) de pago para dichos comercios).

Hoy probablemente incluso ese modelo esté superado, los barrios y los hábitos de consumo han cambiado, y la fisonomía y tipología del comercio de los mismos se ha transformado al compás de los tiempos. Y probablemente se precisen de nuevas recetas para dar solución a nuevos retos, pero que duda cabe, que en su momento fue un buen modelo a seguir, un modelo que nos enseña que mejor que llorar temiendo que venga el lobo, nos enfrentemos y juguemos la partida con él.

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Imagen | Cyril Doussin

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