La sociedad española tiene una doble percepción de lo que representa la figura del empresario en nuestro país, una positiva y otra negativa. Esta doble cara queda de manifiesto en los datos del eurobarómetro sobre “entrepreneurship” dados a conocer por el Círculo de Empresarios.
Los datos de este estudio reflejan un aspecto negativo sobre la opinión que se tiene de los empresarios y hacia el papel económico y social que los mismos desarrollan. Sin embargo, una buena parte de las personas que han participado en este estudio reconocen ciertos aspectos positivos en la labor que desempeñan.
Por un lado, un 83% de los españoles entrevistados considera que los empresarios benefician a todos con su creación de riqueza. Ese porcentaje sólo se ve superado en Islandia y Portugal, dentro de una muestra formada por los miembros de la Unión Europea, Islandia, Noruega y Estados Unidos.
Pero por otra parte, un 62% de los españoles están de acuerdo con que los empresarios ofrecen una mala imagen, esta percepción únicamente es peor en Chipre y Grecia. La imagen negativa del empresario, se pone de manifiesto con las afirmaciones de las personas entrevistadas que comentan cosas como “los empresarios sólo piensan en su bolsillo” o “los empresarios se aprovechan del trabajo de otros”.
En otra parte del estudio las personas entrevistadas han de responder acerca de sus preferencias profesionales, eligiendo entre creación de empresa (trabajo por cuenta propia), trabajo asalariado en el sector privado o trabajo en la administración pública como funcionario. Los resultados apunta hacia una inclinación hacia la seguridad del trabajo asalariado, sobre todo hacia el funcionariado público, más que hacia los riesgos del trabajo por cuenta propia.
Un estudio del BBVA del año 2005, acerca de los valores y actitudes del universitario español, ya mostraba que las preferencias de los estudiantes sobre el desarrollo de su carrera profesional se inclinaban hacia la empresa, con un 17,7% de los encuestados que aspiraban a trabajar para una empresa española y un 13% de hacerlo para una multinacional, después aparecían los aspirantes a trabajar para la Administración Pública (opción elegida por un 25,7% de los universitarios) y, finalmente, un 12,1% querría trabajar por cuenta propia.
Como vemos ni hay vocación empresarial, ni hay confianza ni afecto por la actividad de los empresarios. Seguimos con la imagen del empresario-patrón, probablemente alentada con la reciente actuación de ciertos empresarios que no han aportado nada a la hora de mejorar esa imagen. Sin embargo, como ya comentamos en lo que supone ser empresario, la realidad de la gran mayoría de ellos es bien distinta.
No dudo de la existencia de patronos explotadores y de cazadores de pelotazos que sólo buscan enriquecerse a toda costa y por encima de quien se ponga por delante. Pero teniendo en cuenta la cantidad de “microempresarios”, de emprendedores que luchan por sacar adelante su proyecto de empresa y de autónomos que “viven en el filo de la navaja”, con problemas de morosidad, de financiación y de solvencia, no estaría de más que la percepción de la figura del empresario fuera cambiando.
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