Si bien ésta es a priori una de las decisiones menos problemáticas a la hora de comprar un ordenador, elegir un monitor requiere tomar en consideración algunas variables importantes ya que, al fin y al cabo, es el componente con el que más tiempo vamos a interactuar. Lo cierto es que en la mayoría de los casos, sobre todo en lo que a puestos de trabajo administrativos se refiere, acabamos elegiendo el que viene incluido con el equipo o el más económico en ese momento, sin entrar a valorar sus características.
Puede no ser una mala elección, pero no deberíamos quedarnos ahí. No son pocas las consecuencias negativas de utilizar una pantalla inadecuada, sea por su tamaño o por su falta de versatilidad a la hora de ubicarla adecuadamente, así que vamos a repasar algunos de los aspectos que deberíamos tener en cuenta antes de decidirnos por uno u otro modelo. Estas consideraciones están orientadas desde el punto de vista de un trabajo de oficina, centrado en el uso de software ofimático y aplicaciones de gestión. En otros casos o situaciones pueden (e incluso deberían) variar.
- Tamaño y formato de la pantalla: la mayor parte de los monitores disponibles hoy en día vienen en formato panorámico. No es una mala elección (cuestión de acostumbrarse si vienes de utilizar el formato tradicional) y en principio 19 pulgadas deberían bastar para trabajar cómodamente.
- Resolución: no deberíamos tener problemas con ésto, pero hay que tener en cuenta que todas las pantallas diponen de una resolución adecuada para su visionado óptimo (1440×900 es la habitual en los monitores panorámicos de 19”). Si lo compramos junto con el ordenador no tendremos dificultades, pero si vamos a incorporarlo a un equipo de bajo perfil y con cierta antigüedad, habrá que asegurarse de que la tarjeta gráfica del mismo es capaz de trabajar con ella.
- Capacidad de ajuste: uno de los puntos más importantes y que se suele dejar de lado es la capacidad del monitor para ajustarse a diferentes posiciones, sobre todo en altura e inclinación. Aunque cada vez hay más que lo permiten, no en todos los modelos se pueden modificar estos parámetros, fundamentales si consideramos las implicaciones ergonómicas que tienen.
Evidentemente, como en todo, cuanto más azucar más dulce, éstas son sólo algunas sugerencias de mínimos de los que deberíamos partir. Si trabajamos con pantallas más grandes (hasta cierto límite) se abren nuestras posibilidades y, en determinadas circunstancias o puestos de trabajo, utilizar dos monitores puede ayudarnos a mejorar nuestra productividad.
Foto | leocub
En Tecnolgía Pyme | Equipamiento informático: elegir un ordenador
En Tecnolgía Pyme | Equipamiento informático: elegir una impresora