Son muchos los trabajadores que se han visto dentro de un ERTE y muchas las empresas que han utilizado esta fórmula para tratar de afrontar esta crisis en sus ingresos, pero también en el trabajo que tenían previsto pero que de un día para otro se esfumó. Los empleados se pueden encontrar con que llegado el día de cobro no tengan nada ingresado. Por eso el SEPE ha publicado una guía con los errores más frecuentes en el reconocimiento de prestaciones y cómo solucionarlos.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los errores se han producido por datos incorrectos remitidos por las empresas . De esta forma los trabajadores prácticamente no tienen que hacer nada en la mayoría de los casos, más que avisar a sus compañías para que vuelvan a remitir los datos correctamente al SEPE.
Vamos a ver los errores más habituales:
- Nadie en la empresa ha cobrado, y los errores más comunes son la no remisión de la hoja de cálculo con los trabajadores afectados, código de cuenta de cotización incorrecto. En estos casos hay que remitir la hoja de cálculo corregida o por primera vez en caso de no haberlo hecho.
- Solo algunos empleados han cobrado que suele deberse también a errores en la hoja de cálculo, ya sea en el DNI del empleado, en su cuenta corriente o entidad de crédito o simplemente que no fue incluido en la hoja. Habrá que volver a presentar el excel y remitirlo de nuevo solo con los empleados afectados.
- Han cobrado sin tener derecho, donde ha existido un error en el DNI o en el número de cuenta entre diferentes empleados. En este caso el empleado tendrá que devolver el ingreso y presentar un escrito.
- No se han tenido en cuenta los hijos en este caso el SEPE actuará de oficio y no hay que hacer nada.
- Errores en las bases de cotización donde el empleado tendrá que contactar con la empresa para que corrija dichas bases. Lo mismo ocurriría en el caso de un error en el porcentaje de reducción de jornada.
Lo malo es que en muchas ocasiones mientras se corrige y no han pasado el mes y la fecha de cobro y toca esperar y cruzar los dedos para que al mes siguiente esté todo correcto. Y en muchos casos no hay demasiado margen como para aguantar viviendo de los ahorros.