Una de las cosas que más me sorprende en la literatura de la gestión empresarial (management), es la vocación irrefrenable de nombrar con nombres grandilocuentes lo que simplemente es sentido común. Es como pensar, que si no lo damos un nombre o apellido que personalice de lo que hablamos, esto careciera de relevancia.
Esta aseveración viene a colación del coaching que últimamente está cobrando bastante relevancia en las empresas multinacionales como herramienta esencial para la gestión de los recursos humanos pero, que evidentemente, es una herramienta de gran utilidad para cualquier empresa con independencia de su tamaño. En mi opinión, cuanto más pequeña sea ésta, más importante resulta.
Sin tener la pretensión de dar una prolija definición del término, el “coaching” consiste en potenciar la capacidad de las personas y de los equipos. El método que se aplica consiste en la identificación de un objetivo que no se sabe cómo alcanzarlo o identificar una situación que no se sabe como gestionarla.
Quien ejerce la figura de “coach”, es decir, el mentor, puede ser un consultor externo o alguien de la misma organización, lo que hace es tutelar el proceso de reflexión, análisis y creación , para que el tutelado, logre alcanzar las habilidades y recursos necesarios que le permitan encontrar las respuestas para alcanzar sus objetivos.
Entre los fines del coaching destacan:
- Lograr el objetivo fijado a través del plan de acción
- Conseguir un mejor autoconocimiento identificando los puntos fuertes y áreas de mejora
- Fomentar la autoconfianza y el liderazgo
- Consolidar y generar hábitos efectivos
Entre los beneficios de la aplicación de un proceso de coaching:
- El desarrollo efectivo de la empresa
- Una mejor gestión del tiempo
- La identificación clara de la visión del negocio
Como he comentado al principio, por mucha terminología que nos empeñemos en inventar, lo que es evidente es que es una mera cuestión de sentido común, lo podemos llamar coaching o como queramos, pero desde luego, conseguir un equipo motivado y comprometido con el éxito de la empresa es fundamental para la propia supervivencia del negocio, con independencia del tamaño de la organización.
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